Opinión
Camino
Sínodo es una palabra de origen griego ( syn odos) que significa caminar juntos. En el lenguaje eclesial significa una reunión de obispos. Es una institución multisecular que el beato Pablo VI – canonizable el 14 de octubre– restableció después del Vaticano II. Se está celebrando ahora en Roma un Sínodo sobre los jóvenes y la fe que finalizará el domingo 28. Su convocatoria ha suscitado no pocas esperanzas y ha movilizado en los cinco continentes a decenas de miles de jóvenes que han formulado sus interrogantes a través de un cuestionario que servirá de base a las discusiones de 266 padres sinodales. Entre ellos 34 jóvenes entre 18 y 29 años.
Francisco lo abrió con un discurso en el que insistió en que el Sínodo debe ser un ejercicio de diálogo y de discernimiento ( que nos es una «moda de este pontificado») que permita abrirse a la escucha de los otros y de las novedades que Dios sigue ofreciendo a su Iglesia. Lo dijo con estas palabras: «Una Iglesia que no escucha se cierra a la novedad, a las sorpresas de Dios y no podrá resultar creíble a los jóvenes que en vez de acercarse a ella se alejarán». En este escenario el Papa compartió el sábado pasado con miles de jóvenes una sesión de «trabajo» en el Aula Pablo VI donde les invitó a no dejarse comprar ni esclavizar porque «no tenéis precio». «Haced vuestro camino –les amonestó por fin– no es quedéis en el sofá porque acabaréis siendo jubilados a los veinte años».
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