Opinión

Marruecos (II)

Desde hace algún tiempo se hablaba de un hipotético viaje de Francisco a Marruecos. Los rumores crecieron cuando se supo que habían viajado al país magrebí Monseñor Rueda y Domenico Giani, responsable de la seguridad del Papa. Lo confirmó el portavoz vaticano Greg Burke anunciando que visitará de Rabat y Casablanca los días 30 y 31 de marzo. Mohamed VI ha seguido el ejemplo de su padre el rey Hassan II que en 1985 invitó a san Juan Pablo II a hacer la última etapa de su viaje a seis países africanos en Casablanca.

El Papa polaco pronunció un memorable discurso en el estadio de dicha ciudad ante ochenta mil jóvenes en su mayoría musulmanes reafirmando la voluntad de la Iglesia católica de dialogar con todas las religiones comenzando por el Islam. Es el mismo objetivo que ha movido a Bergoglio para aceptar la invitación del monarca alauita que es, al mismo tiempo, «amir al Munimin» ( líder de los creyentes) y presidente del Comité Al Quods en el que participan 57 estados islámicos que defienden el carácter árabe y musulmán de Jerusalén.Los católicos que viven en Marruecos apenas superan los 30.000 y proceden de más de cien países; las dos diócesis, Tánger y Rabat, las presiden dos arzobispos españoles Monseñor Francisco Agrelo, franciscano, y Cristóbal López, salesiano.

Este último ha declarado que el Papa les visita porque «quiere tocar con la mano el drama de las migraciones, los sufrimientos que todos los emigrantes acumulan en su periplo hacia Europa». Otro y no menor objetivo de su visita es relanzar el diálogo cristiano-musulmán como ya hizo en su viaje a Egipto (2017) invitado por la Universidad Al Azhar de El Cairo máxima autoridad doctrinal del mundo islámico.