Opinión
¿Por qué caen las bolsas mundiales?
Las bolsas europeas y estadounidense han caído con fuerza durante esta semana. El Ibex 35 ha pasado de 9.179 puntos el pasado lunes a 8.815 este viernes, con una reducción del 4%. Asimismo, el Dow Jones ha transitado desde los 25.828 puntos a los 24.387, un descenso del 5,5%. ¿A qué se deben semejantes turbulencias? Pues, en esencia, a la conjunción de dos fenómenos. El primero, los renovados temores a una guerra comercial a gran escala; el segundo, el miedo a que el ciclo de crecimiento iniciado por la economía mundial tras la crisis esté llegando a su fin.
Empecemos por el primero de esos dos factores: la guerra comercial. En principio, y tras la reciente cena que durante el G-20 mantuvieron Donald Trump y Xi Jinping, la probabilidad de un fuego cruzado arancelario entre ambas superpotencias económicas parecía haberse reducido. Ambos gobiernos se habían comprometido a negociar e incluso, como gesto de buena voluntad, EE UU aceptó prorrogar 90 días la entrada en vigor de nuevos aranceles contra China. Sin embargo, desde entonces las expectativas de entendimiento se han ido aguando. Por un lado, tanto desde la administración estadounidense como desde la china se han ido deslizando mensajes de que el acuerdo todavía está bastante verde; por otro, la detención en Canadá de la directora financiera de Huawei (la empresa china de telefonía móvil) para extraditarla a EE UU parece haber añadido más leña aún a la hoguera de
la discordia.
Pero, como decíamos, las inquietudes de los inversores no se limitan al mayor riesgo de guerra comercial. Éstos también se muestran crecientemente preocupados por las señales que empiezan a apuntar a un fin de ciclo. Una de las más intensas se produjo esta misma semana: la pendiente de la curva de rendimientos de la deuda pública estadounidense entró en terreno negativo. ¿Qué significa esto en concreto? Algo tan aparentemente inofensivo como que los tipos de interés de la deuda pública estadounidense a 3 años se elevaron por encima de los de la deuda a 5 años. ¿Y por qué se trata de una señal tan preocupante? Que los tipos a corto superen los tipos a largo suele señalizar tensiones de liquidez dentro de los mercados financieros, a saber, no todas las personas que desean obtener crédito a corto plazo pueden hacerlo y, por tanto, su coste se encarece incluso por encima del de los tipos a largo plazo. De hecho, todas las recesiones estadounidenses de los últimos 40 años han venido precedidas por este fenómeno.
¿Ha llegado entonces la hora de la verdad? No tan pronto. En realidad, el diferencial negativo que es verdaderamente relevante para anticipar una recesión no es el que existe entre los tipos a 3 años y los tipos a 5 años, sino el que existe entre los tipos a 2 años y los tipos a 10 (a mayor distancia temporal entre los tipos, más anómala resulta una pendiente negativa). Y ese diferencial todavía permanece positivo. Sin embargo, que algunos tramos de la curva de rendimientos ya se hayan invertido apunta a que cada vez estamos más cerca de ese tan temido escenario que se vislumbra en el horizonte.
En definitiva, los inversores están nerviosos porque las dinámicas positivas que habían impulsado a la economía mundial durante los últimos años podrían estar agotándose y, para más inri, a nuestros líderes globales no se les está ocurriendo una mejor idea que hacer peligrar los pilares institucionales del orden comercial internacional. Por eso es por lo que tiemblan las bolsas.
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