Opinión

Embajada

La de España ante la Santa Sede se ufana justamente de ser la misión diplomática más antigua del mundo. Fue precedida, es verdad, por la de la Serenísima República de Venecia pero que hoy ya no existe. La nuestra la fundaron los Reyes Católicos en 1475, años antes del descubrimiento de América, y durante más de cinco siglos ha desempeñado ininterrumpidamente su trabajo.

El primer embajador permanente del Reino de España en Roma fue Gonzalo de Beteta y desde él hasta hoy se han sucedido en el cargo 161 embajadores entre los que destacan el Duque de Alburquerque, Garcilaso de la Vega, Gonzalo Fernández de Córdoba, el Conde de Olivares, Cea Bermúdez y más recientemente Antonio Garrigues y Díaz Cañabate.

Actualmente ocupa el Palazzo di Spagna –comprado por el Conde de Oñate en 1622– Doña María del Carmen de la Peña que presentó sus cartas credenciales al papa Francisco el 6 de diciembre y se «estrenó» saludando al Pontífice en el tradicional homenaje a la Inmaculada dos días después. Es la segunda mujer que desempeña tan alta misión. La primera fue María Jesús Figa nombrada en abril del 2011 y que permaneció en el cargo sólo un año. Actualmente es Embajadora en Vietnam.

El Palacio de nuestra Embajada es uno de los más suntuosos de la Ciudad Eterna y domina la romana Plaza de España. En él, además de cuidar las relaciones entre España y el Vaticano, se celebran diversos y frecuentes actos culturales y artísticos muy apreciados por la sociedad italiana.