Opinión
Andalucía expectante
Año nuevo, vida nueva para Andalucía. Mi tierra afronta una etapa de profundos cambios tras 36 años y medio de monopolio socialista, ¡se dice pronto! El nuevo color político de esta undécima legislatura es un hecho inédito y una incógnita para nosotros, los andaluces, que solo hemos vivido en democracia gobernados por el PSOE y que ahora asistimos, medio esperanzados, medio desconfiados, a un escenario novísimo, a una coalición de PP y Ciudadanos con VOX presente, ya institucionalizado en un organismo autonómico. A un panorama en el que la izquierda estará más desplazada que nunca en uno de sus feudos históricos. A una cámara fragmentada y compleja, conejillo de indias ante las próximas citas electorales.
Muchos jóvenes andaluces votaron ahora VOX y antes Podemos, hartos de la rutina ineficaz del PSOE regional y de la gestión nacional que tampoco les favoreció en tiempos del PP. Se ha extremado, en líneas generales, el descontento colectivo en Andalucía y más allá. Tener que contar con un partido como VOX en un Ejecutivo –el que sea– me parece una apuesta arriesgada, pero, francamente, inevitable ahora en el Sur, farolillo rojo hambriento de tiempos mejores.
Inmensamente rica en patrimonio histórico y cultural, pero también en oportunidades perdidas, Andalucía abrirá ventanas y puertas en sus instituciones y podremos conocer, por fin, el legado real del socialismo, qué había bajo el felpudo después de tanto tiempo. El nuevo Ejecutivo promete transparencia, llevará a cabo una auditoría integral del gasto público de la Junta. Nos anuncian un paquete de medidas políticas «anticorrupción» y una tanda de decisiones económicas que incluyen la bajada del IRPF. Les sugiero que, de entrada, se esmeren en promover iniciativas para generar puestos de trabajo.
No olvidemos al 23% de parados andaluces, la tasa más alta de España que, por desgracia, arrastra como un tsunami al resto de los indicadores económicos de la región.
Hoy todo son expectativas al tiempo que, en una calle de Sevilla, cae derribado el prostíbulo Don Angelo, símbolo de la corrupción más vergonzosa y humillante. Hoy los andaluces demandamos decencia política, transparencia, modernización, riqueza tangible. No queremos ser periferia de la periferia, queremos mejorar, merecemos prosperidad. Espero no tener que recurrir al refrán de «más vale lo malo conocido». De momento, respeto y esperanza en el cambio... a mejor.
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