Opinión
Arabia
Ayer domingo, a las siete de la tarde (hora española), el Papa Francisco aterrizó en el aeropuerto presidencial de Abu Dhabi en los Emiratos Árabes Unidos donde permanecerá hasta las diez de la mañana del martes 5 de febrero. Es una primicia absoluta puesto que hasta ahora ningún Pontífice romano había pisado la península arábiga cuna de la religión islámica. Bergoglio ha aceptado la invitación que le ha hecho el Príncipe heredero de los Emiratos, el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan que ha organizado en su país un encuentro inter religioso sobre el tema de la «Fraternidad Humana», al que está previsto que asistan unos seiscientos exponentes de diversas religiones.
Entre ellas figuran personalidades de primer orden del mundo musulmán como el Gran Imán de la Universidad del Cairo al-Azhar, Ahmed al-Tayeb, y el secretario del Consejo Mundial de las Iglesias con sede en Ginebra, Olav Fykse Twewit. El Papa estará acompañado, entre otros dignatarios vaticanos, por el secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo inter religioso, el arzobispo sevillano Miguel Ángel Ayuso, considerado como el máximo experto de la Santa Sede en temas islámicos.
En el video mensaje que Francisco envió antes de abandonar Roma afirmó que la fe en Dios «une y no divide, acerca a pesar de la diferencias, aleja la hostilidad y la aversión...somos hermanos aunque seamos diferentes».
Se cumplen ahora ocho siglos de la histórica visita de San Francisco de Asís al sultán de Egipto Malik al- Kamil. Un precedente muy significativo.
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