Opinión
¡Stop intoxicación!
Las poco visitadas hemerotecas acumulan polvo sobre el olvido, pero algunos recordarán que por su repercusión, la mayor noticia falsa publicada en la España contemporánea fue la presencia de Beria en la Costa del Sol en 1953. Laurent Beria fue el verdugo de Stalin, responsable de la seguridad soviética, creador del NKVD, luego KGB, a quien Nikita Kruschev mandó asesinar (el mismo año de su «aparición» española) por miedo o por eliminación de testigos. Tal despiste de la censura irritó a Franco en negociación con EE UU. que cesó al director y propietario del diario. No sería raro que algún enredo de la CIA o el KGB propiciaran el bulo de aquel sádico adelantado de nuestro turismo. Rudol Augstein, prestigioso periodista, co-propietario del semanario alemán «Der Spiegel», publicó los primeros capítulos de las memorias de Adolfo Hitler, peritadas por calígrafos, cuando el Fhurer era ágrafo y solo dictó a Rudolf Hess y secretarias. Una estafa elaboradísima que dañó la credibilidad de la revista. Paralela resultó la autobiografía apócrifa del multimillonario estadounidense Howard Hughes, urdida en Ibiza por una pareja de hippies trasnochados y sin fondos que engañaron a la editorial McGraw-Hill. Hughes, leyenda de la aviación y el cine, llevaba años desaparecido y los aventureros le dieron por muerto y objeto propiciatorio del fraude. Hughes vivía aislado en el último piso de uno de los hoteles rodeado de sirvientes mormones y llamó al editor para pedirle un ejemplar de sus supuestas memorias. El destino de Hitler es un filón de «fake news» dándosele por enterrado en Argentina y últimamente en Australia tras haber asesinado en Suiza al científico Nicola Tesla por robarle sus secretos. Las noticias falsas alfombraron las guerras como placenta del contraespionaje pero no intoxicaban a la ciudadanía como han hecho las verdaderas noticias falsas. La sociología estima que la mayoría de la población mundial cree que Neil Armstrong no pisó la Luna, sino un plató de televisión y, caseramente, un vespertino, aún bajo Franco, publicó que «es completamente falso que una delegación de CC OO se haya reunido con José María de Areílza, conde de Motrico», manera de contar la verdad dándola por falsa. No se ha determinado si las encuestas del CIS (del fiel Tezanos) son falsas, y la invasión de falsas noticias en redes sociales es una industria encabezada por Rusia y Putin, ex agente del KGB. Pandemia real que toca al individuo; la «fake news» de mi secuestro por ETA vulneró mi privacidad y derecho a la propia imagen. Goebbels: «Una mentira repetida acaba siendo una verdad».
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