Opinión
Sánchez, Lambán, Díaz, Vox y más
Pedro Sánchez sale a por todas y también a por ellos/as en las próximas citas electorales. Ha despejado el camino para liderar el PSOE lustros, pero quiere rematar la faena. Si continúa en la Moncloa podría ser magnánimo, pero deberá luchar con la tentación de cobrarse facturas atrasadas. Sánchez, ahora, necesita el granero de votos andaluz y templa gaitas. Susana Díaz, al mal tiempo buena cara, está obligada a remar para que el PSOE gobierne. Lo hará, pero sin entusiasmo y si el líder socialista no sigue en la Moncloa tampoco derramará ni media lágrima. Es su última oportunidad, porque las aspiraciones de Díaz de recuperar la presidencia andaluza se diluyen si Sánchez sigue en el Gobierno. Por eso hasta los susanistas más fieles esbozan planes sobre cómo cruzar las líneas para intentar refugiarse en el sanchismo si fuera necesario tras el 28-A. Javier Lambán, presidente de Aragón, que nunca estuvo en el bando de Sánchez, admite sin tapujos que su única opción es ganar las autonómicas y seguir al frente del Gobierno aragonés. Y aún en ese caso, tiene dudas de que líder del PSOE no le mueva la silla. Aragón, por ejemplo no tiene representante en las listas al Parlamento Europeo, de las que también ha sido fulminado José Blanco, histórica número dos de Zapatero. No se lo esperaba y está en «shock». Jonás Fernández, uno de los europarlamentarios socialistas más prometedores, se ha salvado por los pelos y va en el puesto 17, quizá por su origen asturiano, territorios menos afin a Sánchez. Por último, y al mismo tiempo, el equipo de estrategas electorales del PSOE, con sutileza, habilidad y apoyo mediático, impulsan la notoriedad de Vox como el gran espantajo, porque contra Abascal y sus extremistas a Sánchez le resultará más fácil mejorar la cosecha de votos.
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