Opinión

Casado y el nuevo liberalismo del PP

Pablo Casado, al final, optó por el economista liberal, Daniel Lacalle para ser el rostro económico del PP y aplicar lo que sería el liberalismo del siglo XXI. Es decir, recetas liberales compatibles con un generoso Estado del Bienestar. Lacalle, un profesional de los mercados que ha hecho una parte de su carrera en la city londinense, ha renunciado a una posición envidiable y a ingresos jugosos para ser diputado. Su premio sería dirigir la economía española si el PP gobierna tras el 28-A. Lacalle, que ya coqueteó con la política alrededor de Esperanza Aguirre, es un convencido de que una reducción de impuestos impulsará la economía y que eso –doctrina Laffer–, permitirá aumentar la recaudación. Teorodo García Egea, secretario general del PP, ha sido su gran valedor, aunque desde que estuvo dispuesto a ser candidato al Congreso, nunca tuvo rival. Alberto Nadal, que tiene pendiente consigo mismo ser ministro como su hermano Álvaro, tuvo opciones de ser la cara y la voz económica de los populares. No pudo, no quiso o no supo aprovechar la oportunidad de ser la cara y la voz económica de los populares. Lacalle también deberá coordinar e integrar a otros dirigentes del partido, que dejan oir su voz en temas económicos. Por una parte, Javier Fernández Lasquetty, jefe de gabinete de Casado, con quien colaboran Percival Manglano y José María Rotellar, ex consejero y ex viceconsejero de la Comunidad de Madrid. Por otra, Pablo Hispán, anterior jefe de gabinete de Casado, y Andrea Levy, quetambién esbozan sugerencias económicas. Todos ellos, junto con asesores como Bernaldo de Quirós, afrontan el gran reto de hacer atractivo el liberalismo del siglo XXI, demostrar que es viable sin recortes y la única garantía sólida para el Estado del Bienestar.