Opinión

Los Reyes Magos de Semana Santa

Mariano Rajoy, todavía en 2017, defendía: «Aspiro a gestionar el aburrimiento y la prosperidad». Rescató a España del agujero negro económico en el que la sumió Zapatero, pero siempre descartó la poesía. «¿Qué lugar ocupa la poesía en su ambición política?», le preguntó un periodista extranjero. «¿Poesía? –respondió–; yo pienso en prosa». Olvidaba, como explicaba Mario Cuomo, Gobernador de Nueva York, que las campañas electorales se hacían en poesía. La afición poética de los líderes políticos españoles no está acreditada. Quizá por eso –unos más que otros– prefieren escribir cartas a los Reyes Magos en plena Semana Santa para pedir el voto. No es lo mismo, pero apelan al sustrato de una ilusión irracional, inocente y esperanzadora en la infancia, pero absurda en votantes adultos y maduros. Las ofertas electorales, salvo excepciones, prometen lo imposible y callan lo inevitable, como apunta José Carlos Díez, responsable económico del PSOE antes de la resurrección de Sánchez: «Al que le toque gobernar, sea el que sea –escribe–, tendrá que reducir el déficit estructural, subir los impuestos y recortar algunos gastos, y también gestionar otro episodio de inestabilidad financiera en la próxima legislatura». El diagnóstico, formulado por un socialista académico, es diáfano y conduce a Churchill: «Las multitudes permanecen hundidas en la ignorancia de los hechos económicos más simples y sus líderes, cuando les piden sus votos, no se atreven a desengañarlos». La economía, a pesar de los esfuerzos de Pablo Casado, no figura en el subconsciente de los votantes, como tampoco lo estuvo en 2008, cuando apoyaron a un Zapatero que negaba una crisis que fue casi letal. Cataluña y otros asuntos, que intentan obviar el PSOE y Podemos, quizá importen más, pero sería terrible que siguiera vigente lo que pensaba Francisco Rubio Llorente en 2015: «Sea cual sea el resultado de las elecciones, Cataluña no alcanzará la independencia y además estaremos peor que entonces». Pedro Sánchez quiere que pase de él el cáliz del apoyo independentista, aunque está dispuesto a beberlo y, si hace falta, facilitar un indulto a los posibles condenados del 1-O, mientras airea su carta a los Reyes Magos. «Los países que han alcanzado mejores niveles de vida han obrado de forma pragmática, porque la utopía lleva a la ruina», escribió Jean François Revel. Es Semana Santa pero, aunque lo parece, no «todo está consumado» y los Reyes Magos son una ilusión infantil, impropia de votantes maduros, «¿o no?», que diría Rajoy, aunque Popper insistía en que «el futuro solo depende de nosotros mismos». También el 28-A.