Opinión

Peligrosas mujeres bellas

Las mujeres guapas siempre fueron sospechosas. Y no han dejado de serlo en el siglo XXI. Se las sigue considerando menos fiables, menos preparadas, menos esforzadas y, en definitiva, menos todo, salvo en lo que atañe a la belleza. ¿Por qué iban a ser de otra manera siendo cautivadoras y sensuales, y pudiendo utilizar sus armas de mujer para arrastrar a cualquier hombre para conseguir sus objetivos?

Las cualidades de los hombres guapos no suelen ser puestas en entredicho. Es más, parece que la belleza se las multiplica. No ocurre lo mismo con las mujeres más bellas. El resto de las mujeres las temen al pensar que sus hombres caerán rendidos a sus pies y prefieren mantenerlas a cierta distancia por si acaso. Y los hombres las apartan por inaccesibles o se acercan a ellas entre burlas para que no se atrevan a pensar que su belleza puede tener algún poder sobre ellos.

Si se arreglan, se las censura, porque «no lo necesitan». Si no lo hacen se las censura porque «como no lo necesitan...». Se les exige que confiesen cualquier defecto para que la envidia no tiña de verde cualquiera de sus aspiraciones, por legítima que sea. Y se rechaza cualquier cosa que hagan o digan antes de valorarlo, porque si son guapas no van a ser encima listas, colegas, o buenas personas.

«¿De verdad leía tanto Marilyn?». «¿Sharon Stone tiene ese cociente intelectual?». «¿Natalie Portman está doctorada en Psicología en Harvard?». «¿Angelina Jolie es así solidaria?». «Son excepciones que confirman la regla», dicen los millones de asombrados por el mundo, que llevan tatuado a fuego en el inconsciente que no hay nada tan peligroso como una mujer bella.