Opinión
Esperpento catalán
El independentismo catalán va camino de acabar como el rosario de la aurora. El populismo independentista de derechas, con Junts per Catalunya, y de izquierdas, con las Candidaturas de Unidad Popular, se ha hecho fuerte en Europa frente a los pragmáticos liderados por Oriol Junqueras. Sin embargo, superado el voto de protesta, de cabreo, de bronca con España, cuando se habla de elecciones municipales, el gobierno real de los ciudadanos en su entorno más cercano, los republicanos se imponen en las grandes ciudades catalanas. Puigdemont se asemeja a Ruiz Mateos y a otros esperpentos que se han presentado tradicionalmente en las elecciones europeas. Los ciudadanos las ven lejanas –por culpa de la propia Europa– y los que quieren envenenar y enredar tienen una especie de «patente de corso» para desequilibrar. Es un voto gratis, es un voto friki si ustedes quieren, pero voto al fin y al cabo. Puigdemont ha logrado el apoyo de todos aquellos que quieren que el «enfrentamiento con España» suba decibelios, los de «cuanto peor, mejor». Sabe que tiene votos prestados, pero obviará este «pequeño detalle» porque explotará su buen resultado frente a su enemigo íntimo, Oriol Junqueras.
Los republicanos han quedado como siempre. En primer lugar, siempre en intención de voto, y desfondados el día de las elecciones. ERC ha pinchado en Barcelona, ha perdido fuelle, y el área metropolitana le ha vuelto a dar la espalda. Sólo un motivo de alegría, Junts per Catalunya desaparece del Área Metropolitana de Barcelona. En algunos municipios, no ha tenido ni representación. Junqueras y su ERC es, de nuevo, el gran perdedor. Gana pero sin fuelle, sin abrir una brecha con respecto a Puigdemont, y le complica sobremanera el futuro. Puigdemont y Torra tienen de nuevo el botón nuclear a mano para adelantar las elecciones en Catalunya. Ahora, los datos les avalan.
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