Opinión

Vídeos para el chantaje

Tezanos no defrauda nunca y ahora se saca de la chistera unas encuestas que aseguran que los españoles queremos la alianza de Sánchez con la ultraizquierda radical, liberticida y chavista, y todos nos quedamos con cara de mirar al tren, ya que las cifras cantan: en los barrios más modestos de Madrid, por ejemplo, es donde más votantes ha perdido Podemos y donde también Carmena, que va de independiente pero a quien todos consideramos podemita, ha sufrido su descalabro electoral. Lo uno no cuadra con lo otro. Item más: de producirse una nueva consulta en las urnas Ciudadanos «sorpassaría» al PP doblándole casi en intención de voto, quedando éste incluso por debajo de Podemos y yo no sé si también del Pacma. Puestos a decir...

Pero dejemos esto, que ya huele un poco a cansino, y vayamos a los vídeos para el chantaje. Duele que una muchachita se haya quitado la vida porque circulaba de móvil en móvil un vídeo suyo en pleno acto sexual con su novio de hace cinco años. Es un regalo que ella, pobrecita inocente, le hizo a su pareja de entonces con la ilusión de agradarle, pero, bien al contrario, fue un presente que se le volvió en contra, porque la vida cambia, las personas también, los amoríos y los noviazgos van y vienen, y las palabras se las lleva el viento sí; las imágenes no. Y ese vídeo que con tanta pasión fue grabado se convirtió en arma de chantaje y en diversión de toda una empresa, cuyos empleados fueron pasándolo de teléfono en teléfono, produciendo en la chica un bochorno que la llevó a quitarse la vida, pese a los dos pequeños fruto de su descendencia con su actual marido. Un verdadero drama que nunca tenía que haberse producido. Es cierto que en la alcoba, de puertas hacia adentro, puede suceder todo lo que quieran que suceda quienes ahí se encuentren. Pero pese a lo encendido del momento, se debe tener conciencia de las consecuencias de los actos y las escenas que allí se producen. Y si bien a nadie debe olvidársele que para evitar enfermedades venéreas hay que tomar precauciones, tampoco hay que perder de vista que nada es para siempre. Y que si esas imágenes grabadas en el momento pueden resultar atractivas y excitantes, en el futuro pueden llegar a manos indeseadas que destrocen aquel lúbrico momento que nos hizo perder la cabeza. A los móviles los carga el diablo, me decía en una ocasión un alto ejecutivo de una muy importante empresa del país. Estas gentes llevan tan solo terminales desde los cuales se pueden hacer y recibir llamadas, pero nada más. Nadie está libre de un «hackeo», o de un robo o de cualquier manipulación in situ o a distancia que nos lleva a la ruina personal y hasta económica. Y me refiero ahora a quienes llevan datos bancarios en sus celulares y la posibilidad de efectuar operaciones económicas, muy cómodamente, eso sí, desde su aparatito. Pero el peligro existe, ¡vaya si existe!, y hay que huir de él.

Vivimos pendientes del WhatsApp y sabemos que corremos peligro. Algunas pensamos que mensajeando tonterías con las amigas o con la familia estamos efectuando un acto inocente. ¿Inocente? En la era en que vivimos cualquier cosa puede ser utilizada en nuestra contra, y más todavía un vídeo sexual. Ahora se ha inventado la palabra «pornovenganza», que se explica por sí misma. Pero si no se graban vídeos de esa índole no hay peligro de que se haga mal uso de ellos. Me apena profundamente que a esta joven, madre de dos niños, le haya avergonzado de tal forma que no le haya quedado más opción que quitarse la vida. Siempre hay mejores opciones que la muerte, querida Verónica. Lástima que no te lo haya podido decir mirándote a los ojos.