Opinión
El columnista tonto
No busquen ni indaguen la identidad de ese columnista cretino. Se lo voy a poner muy fácil. Soy yo. Pocos días atrás, el columnista tonto, de la mano de la buena voluntad y la ingenuidad más necia, recomendó a Casado y al PP que se abstuvieran para facilitar el Gobierno de Sánchez. Monumental majadería. Sánchez ha pactado con los representantes de la ETA en Navarra, y cualquier favor en su beneficio equivale a un insulto brutal hacia todos los que yacen prematuramente bajo tierra por las bombas, las torturas y las balas en la nuca que la ETA les dedicó. Sánchez, por medio de esa Chivite que dice ser socialista navarra, ha pactado con Otegui, con Ternera, con De Juana Chaos, con los asesinos de Buesa, de Casas, de Pagazaurtundúa, de Múgica, de Tomás y Valiente, de Lluch... Ha pactado con los torturadores de José Antonio Ortega Lara, casi seiscientos días encerrado en el agujero inmundo del Gulag etarra o del Treblinka terrorista. Y se atreve a decir que Ortega Lara forma parte de la «ultraderecha», cuando él acuerda porvenires y futuros con los herederos del terrorismo y los activos terroristas que aún permanecen disfrazados de políticos. No; hay que ser muy gilipollas para escribir lo que yo redacté, firmé y publiqué en la contraportada de La Razón. Pido disculpas a todos mis lectores, humildemente. Jamás creí que ese zascandil, ese pésimo socialista español alcanzaría un acuerdo en Navarra con los que desean colonizarla para alcanzar el sueño independentista de un 20% de los vascos. Porque sin Navarra, el sueño es imposible. Ahora se entiende la cena de Navidad de Idoya Mendía con Otegui, y el «Otegui es un hombre de paz» de Zapatero, los abrazos de Eguiguren con Otegui y Ternera, y el escudo diplomático protector de De Juana Chaos en Venezuela. Este ambicioso sin límite, este socialista infame, este traidor a sus muertos, no merece ayuda alguna de los españoles decentes. Ya sabemos con seguridad que va a gobernar con el estalinismo, el separatismo y el terrorismo disfrazado. Otros lo sabían, y yo tuve la debilidad de no creer que fuera capaz de tanta perversidad y felonía.
Él a sus culpas y yo a las mías. Me avergüenzo públicamente de haber caído, más que en la ingenuidad, en la supina estupidez. Creí que los amores de la Chivite no iban a fraguar en la putrefacción de lo acontecido. Me he equivocado en numerosas ocasiones en los muchos años de mi actividad de escritor en los periódicos, pero jamás como lo hice recientemente con mi recomendación de la abstención. Hasta Bambi, Dumbo, Pinocho y el Rey León son más inteligentes que yo. Ni Mortadelo habría caído en mis confusiones. Me considero y me sitúo en el mismo plano que Elisa Beni, la Fallarás, Máximo Pradera, Irene Montero, y la locutora de TV3 que comentaba la retransmisión de una manifestación poco numerosa convocada bajo el lema «No tinc Por», en la que se coreó «Refugiados sí, españoles no» en la segunda ciudad española, y al reparar en una pancarta escrita en español, «México está con vosotros», dijo que estaba escrita en idioma mexicano. Espero que después de mi rotunda majadería pueda ser compensado con alguna invitación para participar en las tertulias de La Sexta, en los debates de la Cuatro o Telecinco, o en los programas de la TVE de la comisaria política Mateo. Me lo he ganado a pulso, por imbécil.
Asumo mi sandez con plena disposición a la rectificación absoluta. Mi artículo «Con la Venia de Macron» es una porquería, una petulante recomendación de botarate, un grito de advertencia de borrico. Hoy, por ayer, hemos amanecido en España con un presidente socialista del Gobierno español que ha ordenado pactar con los excrementos de la ETA.
Y yo ruego a los lectores de La Razón que me perdonen. No volverá a suceder, si bien la desconfianza en mi capacidad de análisis pasa por un momento de esplendor.
El columnista tonto soy yo. No hay vuelta de hoja.
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