Opinión

Abderramán III y México

En la conquista de México no hubo catalanes. Hay que reconocerlo. En aquellos tiempos los catalanes eran aragoneses, y muchos aragoneses navegaron e intervinieron en la formidable aventura. Con castellanos, extremeños, andaluces, vascos, navarros, valencianos y asturianos. Los montañeses, andaluces, extremeños y vizcaínos se consideraban castellanos. El Gobierno catalán ha pedido disculpas a México por la conquista española en la que ningún catalán, como tal, intervino. Ahora que se festeja el quinto centenario de la gloriosa navegación de Elcano y Magallanes, tuve a bien analizar las dotaciones embarcadas. Y los hay de todos los rincones de España, excepto de Cataluña. Cataluña era un Principado del Reino de Aragón, y Barcelona un condado cuyo título lleva al Rey de España. Tiene Torra el mismo derecho a pedir disculpas a México que este servidor de ustedes a escribir al presidente de las islas Fiji disculpándome por la conquista británica del interesante archipiélago. Lo mismo que a México por la conquista española podía haber escrito al vicepresidente de Mozambique disculpándose por la colonización portuguesa. Y me refiero al vicepresidente porque en aquellos países los vicepresidentes se mantienen más años que los presidentes, que acostumbran a terminar bastante malamente.

Pasando a otro asunto, ahí está el de Abderramán III. ¡Cómo se ha puesto la izquierda! Ignoraba la devoción marxista por Abderramán, que era cuarterón, por otra parte. Se habla de su sangre musulmana. Hablar de sangre musulmana equivale a hacerlo de sangre cristiana, sangre budista o komatí. Los komatíes son aquellos que creen en Komatú Niaruna, el dios de las selvas del Orinoco. El árabe y el moro, sólo son musulmanes cuando practican la religión de Alá y Mahoma, pero no existe la sangre musulmana como referente de raza. Es de creencia y práctica y religiosa. De ahí, probablemente, el disgusto por la retirada del busto de Abderramán III, que es el Rey de los zocatos. Me sumo a la indignación. En España se pueden retirar bustos y monumentos que marcan y establecen toda su Historia, desde los reyes visigodos hasta nuestros días. Pero que nadie ose retirar un busto de Abderramán III. No me parece bien que Vox haya retirado su bronce en Cadrete, porque Abderramnán III es Historia de España. Pero no me figuraba esa reacción tan virulenta. España es una sorpresa continua. Abderramán III, de los Omeya de toda la vida, nació en Córdoba, fue Primer Califa de Al-Andalus, falleció en Medina Azahara, era hijo de don Alhakén II y fundó mezquitas y bibliotecas y amputó manos a jóvenes cistianas. Guste o no guste, es parte de una parte de la Historia de España que nació de la escasa resistencia que opuso el rey visigodo Don Rodrigo a la invasión militar árabe. Se espera una carta de disculpa de Torra a los familiares de Don Rodrigo por haber padecido los ímpetus sarracenos. «Llegaron los sarracenos/ y nos molieron a palos/, que Dios Ayuda a los malos/ cuando son más que los buenos».

Propongo un homenaje nacional, con participación de Al Qaeda y financiado por Soros, de reivindicación de la figura de Abderramán III, que se murió sin tener noción de que doce siglos después de su muerte su recuerdo levanta tan grandes pasiones. Ni que fuera Diana de Gales, cantada por Elton John, «England´s Rose». No obstante, y fuera de bromas, quitar bustos es una manía de la izquierda resentida, y Vox no puede caer en esa trampa tan penosa. Sea repuesto, por ser Historia de España, el busto en memoria de Abderramán III, que no fue de los más malos, y unámonos sin prudencia a la inteligente petición de perdón solicitada a México por la Generalidad de Cataluña.

Entretanto, a la profesora hijaputa que pegó, humilló y expulsó a una niña de su clase por dibujar una Bandera de España en un corazón, felicitación al canto. Cataluña pide las disculpas con excesivo capricho. Cuando era Aragón, se comportaba con mayor comedimiento.