Opinión

El monje sin hábito

Las experiencias que vamos acumulando en la vida no solo llenarán nuestra mochila existencial, sino que marcarán nuestro carácter, nuestras decisiones y nuestras opiniones, la visión que tengamos de las cosas y de las personas. Por eso es tan importante no negar realidades y afrontarlas sin cerrar los ojos ni hacer oídos sordos solo porque no nos convengan o alguien nos niegue la posibilidad de esa conveniencia. En los últimos días hemos conocido dos historias muy distintas protagonizadas por profesoras. La maestra barcelonesa Teresa Cardona falleció en una accidente de tráfico en Costa de Marfil donde se encontraba con un grupo de alumnas en una actividad solidaria como parte de sus vacaciones. Cuando en un futuro sus alumnas escuchen hablar de profesores, maestros y docentes, tendrán una buena opinión de ellos porque su experiencia con la docente fue buena. Muy distinta será la reacción de la niña supuestamente agredida por su profesora, Miriam Ferrer, en un colegio de Tarrasa porque dibujó una bandera de España en su cuaderno escolar.

El hábito no hace al monje. Por eso hay que fijarse más en el monje y menos en el hábito que representa, porque corremos el riesgo de malinterpretar un hábito solo porque un monje lo pisoteó y lo ensució. Cualquiera que haya tenido una mala experiencia con un juez, con una profesora, con un policía, con un médico o con una denuncia falsa pondrá en duda todo lo relativo a ello porque cada uno cuenta la feria según le ha ido en ella. Por eso es importante denunciar las irregularidades y no silenciarlas, las haga quien las haga, independientemente del género, la nacionalidad, la profesión, la raza o la religión.