Opinión
Rocío, usted, la primera
Siento una gran simpatía por Rocío Monasterio. Pero no entiendo su postura, ni hacia dónde va, ni para qué ha venido. Vox no está demostrando que el bien común esté por encima de sus intereses personales. De acuerdo que la antipatía y grosería de Ciudadanos hacia su formación merece las grietas del principio de la cortesía. El señorito Rivera se las trae. Pero no resulta concebible que Vox parezca dispuesto a entregar el Gobierno de Madrid al PSOE y los errejones. Eso no lo quiere ninguno de sus votantes, al menos, de sus votantes reflexivos.
Ha dicho Rocío Monasterio algo que me ha sorprendido muy negativamente. «Deben comprender – se refiere a Ciudadanos y el PP-, que, si quieren los votos de Vox, deben respetar a nuestros votantes». Usted, la primera, Rocío. Usted está especialmente obligada a respetar a sus votantes, y no parece sometida a tan fundamental obligación. Sus votantes no le han dado la confianza para que usted y los suyos le pongan la alfombra del Poder autonómico de Madrid al PSOE y la porción de Podemos que se separó de Iglesias con el único fin de acceder a los despachos principales de la Puerta del Sol. Usted es la que no respeta a sus votantes, y no creo que sea la única responsable. Se les ha subido Andalucía a la cabeza, y en pocos meses han perdido muchas simpatías. No como personas, sí como políticos y depositarios de un crédito que no están sabiendo administrar.
Entiendo que los ataques que han padecido son inadmisibles e intolerables. Entiendo que se hayan sentido machacados con la campaña de intolerancia de los medios de comunicación que no han parado de calificar a Vox de extrema derecha. De siempre he dicho y escrito que ustedes no eran otra cosa que los defensores de los principios y valores que el PP de Rajoy dejó abandonados en las esquinas de la deserción y la cobardía. Pero, excepto en Andalucía, no están ustedes autorizados moralmente para poner condiciones extremas y sentirse heridos por la hipocresía de la política. La derecha, liberal, conservadora y el presumible centrismo, o lo que es igual, las fuerzas constitucionalistas, tienen más elementos de acuerdo que de discordia. El primero de ellos, el acatamiento a la Constitución, la unidad de España, y la honra a su Bandera y la figura del Rey. Las desavenencias se curan con el tiempo si hay voluntad de sanar. Los fundamentos son los que hay que defender, y a los que de una manera u otra, han votado a Vox para no estar sometidos a la anti-España que la izquierda representa.
No tengo dudas respecto a la valía y honorabilidad de los dirigentes de Vox. Santiago Abascal, Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros, José Antonio Ortega Lara, y usted, Rocío Monasterio con otros muchos cuya identidad omito por razones de espacio. Me consta que ninguno de ustedes puede ser considerado afín a la extrema derecha, y menos aún, al nazismo. Como consecuencia del brillante resultado de Vox en Andalucía, se ha desatado contra su joven partido un vendaval de insultos, descalificaciones e injusticias. Pero en la actualidad muchos de sus votantes analizan pasmados los acontecimientos. También en Ciudadanos hay dirigentes valientes y honestos. No todos son riveritas. Les sucede a ustedes lo mismo que a Podemos, y perdón por la desagradable comparación. Unas nuevas elecciones, y me sostengo en el ambiente de la calle, podrían ser tan desastrosas para Vox como para los restos de Podemos. Y también caería Ciudadanos, que es como la yenka, izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un dos, tres. Según Tezanos, el PSOE obtendría 453 diputados, 103 más de los escaños habilitados para los culos patricios. Pero se olvida de un PP que recuperaría una considerable cantidad de votos perdidos, que hoy administran ustedes y Ciudadanos, siempre que Casado se atreva a fulminar los restos oscuros, envenenados y cobardes del sorayismo.
Son ustedes, Rocío, los que no pueden, ni tienen derecho o atribuciones para faltar al respeto a sus votantes. Entiendo que de golpe, no es posible crear una estructura como la que disfrutan los partidos tradicionales. No me gustaría que terminaran ustedes siendo los tontos útiles de los populares, como si fueran los albertos garzones de las izquierdas. Ahí si tienen un ejemplo claro de lo que sucede cuando un partido estructurado cae en manos de un tonto que sólo piensa en él. De ustedes, Rocío, se esperan gestos, pasos y decisiones que no arrastren sus méritos y acumulen dudas y sospechas. De no cambiar sus posturas en Madrid y Murcia, y de manera urgente, impidiendo que el PSOE gobierne, Vox puede ir despidiéndose de su futuro, y lo que es peor, de su presente.
Los afectos personales no pueden oscurecer la sinceridad.