Opinión
Adriana y la Cultura
Adriana Lastra forma parte del sector del PSOE más podemita. Está negociando lo que ya han firmado socialistas y comunistas. Iglesias descartado, pero Irene Montero puede encajar perfectamente en el Gobierno. Mujer sencilla donde las haya, y siempre con buenas intenciones. Tener una ministra del Gobierno de España que le advirtió al Rey «Los recortes con guillotina» y le deseó «los Borbones a los tiburones», es como poco, tener una ministra de violencias adquiridas y no simuladas. Podríamos gozar, incluso, a más comunistas estalinistas en el Gobierno, y entre ellos a Echenique, que ya no se vería obligado a pedir favores a su estafada Seguridad Social para mejorar de silla. Adriana más que negociar con Podemos, les ofrece masajes con final feliz.
Se sabe – y es causa de admiración entre la militancia del PSOE-, que Adriana Lastra ha leído en su joven vida más de 32 libros. Ensayos, biografías históricas, poemarios de Montero, alguno de Irene Lozano y dos álbumes de Tintín y Milú entre otros. Se trata de una mujer de extraordinaria sensibilidad, si bien no alcanza todavía el nivel de cultivo de Carmen Calvo Poyato. Carmen Calvo está más cultivada que Adriana Lastra, como lo demuestran las cosechas de zanahorias que surgen de las orejas de la primera, y las todavía breves de guisantes chuchurríos que se recolectan en las de la segunda. Pero ya ha dicho cosas importantes, y por ello, Pedro Sánchez le ha encomendado que negocie lo que ya ha negociado él con Pablo Iglesias. Que Irene Montero se siente en el Consejo de Ministros y no se vea obligada a recurrir a la herencia que termina de recibir para seguir pagando la hipoteca del chalé del pueblo. En ese sentido, Adriana Lastra es comprensiva y encantadora.
Además, la presión de la Cultura y los Intelectuales está siendo devastadora. He escrito Cultura e Intelectuales con voluntarias faltas de ortografía, con mayúsculas, porque así se lo han ganado los firmantes del manifiesto que exige el inmediato acuerdo ya acordado. Son los periodistas y directores de los medios de comunicación y difusión cultural los responsables del hallazgo. Así, intelectuales y representantes de la Cultura los denominan. Entre ellos, muchos actores, como Pilar, Carlos y Javier Bardem, Juan Diego y Juan Diego Botto, Alberto San Juan y todo eso. Un gran actor, culto y magnífico escritor, David Niven, defiende en sus dos libros de Memorias «La Aventura de mi Vida» y «Traigan los Caballos Vacíos», que los actores son meros intérpretes dirigidos para no representar mal del todo lo que han escrito para ellos con la condición de que no se equivoquen demasiado. Pero firman estos manifiestos en España, porque aquí todavía no hemos sido capaces de crear una voz que distinga al humor de Cervantes del humor de Pepe Rubianes. Eso sí, actores y actrices aparte – Aitana Sánchez Gijón-, hay gente valiosísima de la Cultura y la Intelectualidad que rubrican el manifiesto. Cristina Fallarás, Armendáriz, Bollaín y el matrimonio García Montero-Grandes, la fina escritora y el poeta que elogia de cuando en cuando Anson. Y también María Rozalén, un fenómeno de artista y de mujer.
Con esa presión Cultural e Intelectual, ¿cómo no va a alcanzar acuerdos con Echenique y Montero Adriana Lastra? Adriana, que confunde el «Marinero en Tierra» de Alberti con «Perito en Lunas» de Miguel Hernández, de tal modo que yerra cuando los busca en su biblioteca como «Marinero en Luna» de Alberti y «Perito en Tierra» de Miguel Hernández, no le puede fallar a su mentor y guía Pedro Sánchez, al que le aburre tanto escribir que, cuando se ve obligado a hacerlo, bien sea en tesis doctorales o en libros de evasión, o se dedica a plagiar –tesis-, o se lo encarga a una negra, la blanca Irene Lozano, mujer muy agradecida por la confianza puesta en ella. Y Adriana ya ha pactado. Irene Montero –los Borbones a los tiburones-, será ministro del Gobierno que jurará o prometerá acatar la Constitución ante Su Majestad El Rey que sueña la futura señora ministra limpiamente guillotinado. Pero la Cultura, la Intelectualidad y la Coherencia mandan sobre los asuntos baladíes, que se escribe así en plural, baladíes, doña Adriana, como los jabalíes y los rubíes, y no baladís, jabalís y rubís, como dicen sus intelectuales.
Irene Montero, ministra. Lo será efímera. Pero en muy pocas semanas, esta Intelectual de nuestra Cultura está más que capacitada de terminar con todo lo que se le ponga por delante. Con todo, menos con el chalé del pueblo de Galapagar.
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