Opinión
Retratados
Un mundo nuevo. Una nueva realidad. Eso es lo que nos está brindando el poder la imagen, especialmente en la plataforma de las redes sociales. Una imagen ya no es una simple imagen, es un estado de ánimo, una opinión, un debate abierto, el nacimiento de una revolución o la degradación de una ideología o un personaje público. Desde que la imagen se ha empoderado nada es igual; ni nuestras opiniones, ni nuestras emociones.
Todo ha cambiado tanto que incluso logra trocar la propia realidad supuestamente evidenciada y volverla del revés. Como dice el aterrorizado protagonista de la nueva película de Guillermo del Toro, nosotros ya no leemos el libro, el libro nos lee a nosotros. Con la imagen sucede exactamente lo mismo. Nuestra reacción ante ella nos retrata más a nosotros que a la propia fotografía.
Vemos una imagen y saltamos, ideamos una opinión y reaccionamos sin perder un segundo, sin conocer el contexto ni la historia intrínseca que guarda, como los periodistas mediocres, que prefieren publicar una información sin contrastar solo por ser los primeros en hacerlo, antes de comprobar si es cierta o siquiera veraz. En las últimas horas, dos imágenes se han viralizado –esta nueva expresión, acuñada en redes sociales, sigue sonándome a enfermedad contagiosa– de esta manera: un vídeo de 6 segundos donde Pablo Iglesias utiliza su mano para hacer callar a Irene Montero y la imagen de la primera general de las Fuerzas Armadas españolas, Patricia Ortega sufriendo el vacío del resto de militares que esperan la llegada del presidente del gobierno. Todo el mundo tiene una opinión, aunque no tenga la información. Nada es lo que parece. O quizá sí.
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