Opinión

Real ITV

El Viejo Rey o Rey Padre- jamás Emérito-, pasó por la ITV a principios del verano y los médicos decidieron operarlo sin carácter urgente en el día de hoy, 24 de agosto. Se trata de una intervención cardíaca. El pequeño desajuste que padece en la patata no le ha impedido proclamarse campeón del mundo de vela de balandros de 6 metros, y para colmo en Finlandia, cuyas aguas no se caracterizan ni por la tranquilidad ni por su tibieza. Desde que fue operado de apendicitis en 1954 con 16 años, hasta la cita quirúrgica de hoy, 17 visitas al quirófano. Buena marca a batir. Será la primera operación cardiovascular. El resto han sido intervenciones –casi todas ellas- relacionadas con su arriesgado sentido del deporte. El puñetero esquí. No conozco a ningún habitual a las pistas de nieve que no haya sufrido averías de mayor o menor importancia. De ahí mi recelo a practicar deportes bruscos a partir de los 25 años. Mis preferidos actualmente son los bolos montañeses, el croquet y las canicas sobre grava, actividad que merecería ser olímpica y de la que me considero un consumado maestro. Mi amigo el marqués de Sotoancho se acaba de proclamar en La Jaralera Campeón de Canicas Sobre Alfombras de la Real Fábrica de Tapices, que es una variación del deporte matriz sobre grava. Como el fútbol-Sala al fútbol, una nimiedad.

El Rey Don Juan Carlos I ha sido intervenido de heridas y contusiones, extirpación de fibrosis, fracturas de rodilla, extirpación de un nódulo benigno en el pulmón derecho, implantaciones de prótesis, operación del tendón de Aquiles, Luxaciones de cadera, implantaciones de prótesis en la cadera derecha, Segmentos herniados en la zona lumbo-sacra, prótesis definitiva en la cadera derecha, extirpación preventiva de una afección cutánea y lo de hoy, una cosilla en el corazón. Lo que más molesta a los republicanos y los críticos con la Corona, es que a pesar de todas esas visitas a los quirófanos, le ha dado tiempo para ser un excepcional Rey, el impulsor de la reconciliación, de la recuperación de las libertades y los Derechos Humanos de los españoles, principal garante de la Constitución, y el mejor embajador que ha tenido España fuera de nuestras fronteras. Como decía la candidata a la presidencia de Colombia y embajadora de Colombia en España, Noemí Sanín, el Rey Don Juan Carlos en América encarnaba la «Auctoritas», y de ello se habrá llevado una buena lección a la tumba el golpista Chávez, charlatán y tirano, que enmudeció cuando insultaba a un exPresidente del Gobierno de España y el Rey le ordenó guardar la lengua en su garaje. El Rey fue el artífice de la superación del Golpe de Estado en 1981, cuando España amanecía todos los días con un servidor público o un empresario, o un niño, o una mujer asesinados por la ETA. El Rey se ganó el cariño y la admiración de los españoles, del mismo modo que su hijo, Don Felipe VI, sobrevoló la indolencia, la cobardía y la traición de algunos políticos con su implacable e impecable alocución en las jornadas previas al segundo Golpe de Estado, mucho más organizado que el primero, y lejano a la gallardía de sus autores militares que supieron reconocer su error y pasar sin lloriqueos una larga temporada en las prisiones. En este caso, el golpista principal huyó como un conejo desorejado y dejó tirados a sus compañeros de la rebelión. Para colmo, y eso molesta muchísimo, el Rey Don Juan Carlos es la figura más destacada de la Fiesta Nacional, una figura del Toreo, porque si bien no se coloca ante el toro para darle una tanda de naturales, se ha colocado ante la demagogia animalista adversa a la Fiesta. En las plazas de toros, cuando el Rey aparece –casi siempre acompañado de su hija la Infanta Elena-, las manos de derechas y las manos de izquierdas se ponen de acuerdo para saludarlo con una cerrada ovación. Y el Rey es también un gran aficionado a la caza, como Felipe IV, Felipe V, Carlos III, Carlos IV, Alfonso XII, Alfonso XIII y su padre, el Conde de Barcelona y Juan III para la Historia. Y como Baltasar Garzón, tan amado por las izquierdas cerriles.

El Rey ha despachado, ha viajado, ha pasado revista a sus soldados, ha representado a España en todos los rincones del mundo con 16 intervenciones quirúrgicas. En la precariedad, forjó una gran amistad con Adolfo Suárez y Felipe González, se aburrió de lo lindo con Aznar, convenció a Zapatero para que no hiciera más tonterías de las que hizo, se interesó con Rajoy por la marcha de la Vuelta a España, y al fin, formalizó lo que sólo un gran Rey sabe cumplir si los intereses de España sobrevuelan los suyos. Abdicar de la Corona en su hijo Don Felipe VI. Olvidar a la Reina Sofía en esa trayectoria excepcional y milagrosa sería caer en la peor injusticia.

Hoy pasa por el taller, y al Cristo de la Buena Muerte legionaria, y a la Inmaculada Concepción, la Virgen del Pilar y la Virgen del Carmen -adorada por Don Juan- le pedimos que dirijan las manos de los doctores y vuelva, muy pronto, por donde solía. Por España y por su unidad y grandeza.