Opinión

En paz

Las imágenes sobrecogen. A todos beneficia vivir en paz. A todos menos a los que viven sembrando el odio, la inquina y la desesperación a miles de personas que soñaban la quimera de saltarse la ley y nuestra Constitución.

Hoy se cumplen 8 años del fin del terrorismo etarra después de que el 17 de octubre de 2011, la Conferencia de Paz de San Sebastián concluyera que los representantes internacionales instaban a la organización terrorista ETA al cese definitivo de la violencia.

Hoy, el mismo motivo que tuvo a España entera 50 años sufriendo la lacra del terrorismo (viendo cómo asesinaban uno a uno efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, activistas por la paz, periodistas, jueces, niños, ciudadanos anónimos…) encoge nuestros corazones.

Son bochornosas las imágenes que llevamos viendo desde la sentencia del «procés», porque no podíamos imaginar que, después de todo lo pasado y aprendido, ciertos políticos, esos que deberían buscar el bienestar común y ser parte de la solución, fueran a llevarnos a tal enfrentamiento y desasosiego a toda la ciudadanía española y en concreto a la catalana.

Los políticos, a través del entendimiento y el diálogo, han de traer progreso y armonía, no hacer que haya quien quiera lanzarse a causar destrozos en lugares públicos y bienes ajenos. Por suerte es una minoría la que agrede y amenaza… «hace más ruido un árbol al caer que toda una selva creciendo». Al menos de momento los insistentes llamamientos a colapsar los servicios públicos, los centros de trabajo, la vida cotidiana de la comunidad catalana, no han dado los frutos deseados por los violentos. Son tristes las estampas de tensión, los incendios y destrozos provocados. Los disturbios y las protestas en Cataluña (que eran antes pacíficas) se han vuelto agresivas, con bengalas, ácidos y cócteles molotov.

Todo esto exige una respuesta contundente del Estado. Nadie puede imponer sus ideas con violencia ni doblegar a toda la sociedad. Basta de convertir las instituciones en fuente de discordia y enfrentamiento entre sus ciudadanos.

Queremos vivir en paz.