Opinión

…Y quedó segundo

Se celebraba en una importante localidad murciana la gran final de los Juegos Florales, allá por los jueves del decenio de 1950. Más de veinte poetas competían por la Rosa de Oro, que para colmo, era de oro macizo, sueño de todo poeta que se precie de serlo. En las tertulias nocherniegas del Madrid poético, eran bienvenidas las poetisas, que así les decían. «No me llames poetisa/ que me da mucho la risa», le dejó en un recado escrito en el Café Gijón Adelaida Las Antas a Rafael Morales. La voz «poetisa» ha perdido vigor y ahora se escribe de los y las poetas.

Una de las rapsodas que competían por la Rosa de Oro era sobrina del Gobernador Civil de la Provincia, y novia con invitaciones de boda enviadas, del hijo del Gobernador Militar. No iba mal enchufada. Para cerrar el círculo de las altas probabilidades de triunfo, el padre de la poeta era el vicepresidente del Jurado. En un alarde de dignidad, y sabedor de que su hija aspiraba al triunfo, renunció a la presidencia del Jurado con la condición de ocupar el sillón del vicepresidente. Fiesta poética en el teatro principal y posterior cena en el Casino con entrega de premios y discursos imprescindibles. El poema de la sobrina del Gobernador Civil, futura nuera del Gobernador Militar e hija del vicepresidente del Jurado, se titulaba «Hacia el mar con mi espalda de nácar». Se trataba de un poema atrevido para aquellos tiempos. «Llevo mis pechos desnudos/ para obsequiar a las olas,/ junto a mi espalda de nácar/ marinera y pescadora». La gran favorita.

Su lectura interpretada fue premiada con una ovación clamorosa, y ya en el teatro, le feliz autora de tan atroz poema recibió toda suerte de felicitaciones adelantadas. Se sentó en la mesa que le correspondió en el Casino, creyéndose propietaria de la Rosa de Oro, y beneficiada por una imprenta local que editaba un poemario del poeta ganador. El Presidente del Jurado tomó la palabra, mientras nuestra juglar notaba el flujillo entre sus entreperniles de gotitas de micción nerviosa. «Todos los poemas han sido magníficos. El primer premio y ganador de la Rosa de Oro con un talón de 10.000 pesetas donado por la Cooperativa Frutera, ha correspondido al poema “Se acerca la nube negra”, y el segundo premio, consistente en una sirena de alabastro y un talón de 3.000 pesetas generosamente aportado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Mula, al bellísimo poema “Hacia el mar con mi espalda de nácar”». Quedó la segunda. Devolvió los regalos de boda, rompió relaciones con su novio, le retiró el saludo a su padre, y tomó los hábitos.

Algo semejante le puede suceder a Pedro Sánchez en las inmediatas elecciones generales del domingo próximo. Descienden sus expectativas de triunfo, a pesar de todas las trampas propagandísticas en las que están incurriendo él y los suyos. Para rizar el rizo de la desvergüenza, ha encomendado el recuento de votos a una sociedad participada por el desalmado de Soros, su amigo y el de Pablo Iglesias. En las altas esferas de la referida sociedad, se mueve el hijo del siniestro húngaro. No es sencillo hacer trampas electorales en los recuentos de las papeletas depositadas por los votantes, pero sí en el voto por correo. El voto por correo es muy generoso con el trapicheo y el capricho. Y para colmo, como la poetisa autora de «Hacia el mar con mi espalda de nácar», Sánchez cuenta con la entusiasta colaboración de sus amigos colocados al frente de Correos, el INE y el CIS del inefable Tezanos. No albergo la menor duda que semejante pandilla va a intentar una trampa en el recuento, porque ya han demostrado con creces que no son de fiar y que ninguno de ellos merece presidir ni una comunidad de propietarios. No obstante, en ocasiones, los descalabros son inevitables y las evidencias, chocantes.

En las últimas encuestas, comparadas con las primeras, después de su vergonzosa y cobarde huida de Cataluña, sus pactos con los violentos de ERC y Bildu, y sus viajes con Begoña escondiéndose de la realidad, sus posibilidades han descendido considerablemente. El PP ha subido con fuerza y Vox supera ampliamente a la sociedad inmobiliaria Iglesias-Montero y a la birria de Errejón. Ciudadanos, por la inestabilidad de su líder, puede darse el morrón del siglo que no se hubiera dado de haber depositado en Inés Arrimadas la responsabilidad de la máxima candidatura.

Pero Sánchez está preocupado, se le nota tenso, de mala sangre, y con el temor del cálculo fallido. Puede quedar segundo, o no sumar con los terroristas callejeros catalanes y los terroristas jubilados de Otegui, los escaños imprescindibles para gobernar. Franco no da votos.

No devolverá los regalos de boda, no romperá relaciones con su esposa, no retirará el saludo a sus padres y no tomará los hábitos, y menos aún, el de los Padres Benedictinos. Pero puede quedar segundo.