Reflexión

Reflexionar está muy bien. Es lo que nos distingue de los peces. Pero no es ejercicio intelectual para un día. Aquel que sólo reflexiona el día de la reflexión previo a unas elecciones está mucho más cerca de los peces que de los seres humanos. Como el que quiere y se acuerda de su madre cuando llega el Día de la Madre, que es el único día del año en el que la madre es absolutamente prescindible. No existe el Día de la Tía, y supone una grave injusticia social. Las tías son muy importantes, y en ocasiones tan cercanas y amorosas como las madres. Por otra parte, se trata de un error comercial. Hay más tías que madres, y por ende, mayor perspectiva de regalos. Yo tuve una madre, como mis nueve hermanos, y era una mujer maravillosa a la que recuerdo todos los días. Y tuve más de 28 tías.
Pregunta que se planteó Jardiel y que adapto a mis circunstancias. ¿Qué es más de 28 tías? La respuesta es 29 tías. Más de una decena de ellas sobrevive, pero a este paso fallecerán sin tener en el calendario ese Día de la Tía que tanto merecen. ¿Cuántos tontos hay en España? Millones de tontos. Entre todos esos tontos, los que necesitan para votar un día de reflexión. «Númerus estultorum est infinitus». El número de los tontos es infinito, en España especialmente. ¿Por qué no se reivindica la figura del tonto con un Día de los Tontos? Las grandes superficies y los comercios más distinguidos se forrarían con una celebración de una jornada dedicada a ellos. Mayor expectativa de clientela segura, imposible de encontrar. Se pierden escenas rebosadas de cariño. Los tontos dirán «de cariño sostenible», pero eso es cosa de ellos y no tendré la osadía de molestarlos. Así que llega ella a Galapagar – no señalo a nadie-, y encuentra a su hombre echado sobre el sofá y viendo «Juego de Tronos». –Toma, tonto mío, que hoy es el Día del Tonto y te he comprado un regalo-. Él, con gran esfuerzo, se incorpora, abre un armario y aparece con un regalo envuelto con mimo y dulzura. - ¿Creías que me había olvidado de ti, tontita del culo? Creo que te gustará. Si te viene pequeño, ahí tienes el «ticket» de compra para que lo cambies-. Una escena estremecedora que sólo por figurarla y describirla me pone la carne de gallina, los pelos de punta y me pinchan y no sangro.
A ver, y me pongo farruco. ¿Qué puede reflexionar un ciudadano durante el Día de Reflexión previo a unas elecciones? ¿Acaso necesita esforzarse mentalmente para decidir a quién votar? ¿No le sobran motivos ideológicos, sociales, evidencias, traiciones, mentiras, promesas y demás alforjas de la Política para tener plenamente elegida la opción de su voto?
Tengo la buena costumbre de no seguir debates ni mítines. Leo lo que se publica al día siguiente y me conformo con ello. Lo que se imprime en el periódico no conlleva la obligación de soportar el tostón del seguimiento en directo. Si Echenique, que siempre se ha presentado por Zaragoza, afirma que Aragón linda con Albacete, que así lo ha confirmado en un debate, se apunta y se escribe al respecto, no sin antes enviar una sincera enhorabuena a los aragoneses por vivir en una comunidad autónoma tan extensa. Pero si, para rescatar ese patinazo geográfico, es necesario soportar durante horas a Echenique en directo, se renuncia a la joya y se permite a los albaceteños que disfruten de sus lindes con Aragón, que también en palabras de Echenique, no se puede considerar Comunidad Histórica porque no fue Reino ni nada parecido, como Cataluña, que para Echenique fue Reino, y no hay que enfadarse porque el hombre no ha tenido tiempo todavía de aprenderse nuestra Historia y nuestro mapa. Aunque mucho me temo que tampoco sabe nada de la Historia y el mapa de Argentina, y prefiero no indagar en exceso.
¿Hay tontos que necesitan de un día de reflexión para decidir votar o no a Echenique? Creo que el mejor servicio a la democracia sería eliminar ese día de reflexión de una sociedad que no reflexiona. Como obligar a que monten en bici los que no saben montar en bici el Día de la Bicicleta. Si España no reflexiona, ¿para qué la reflexión? He reflexionado si resulta acertado y oportuno escribir todo esto, y la reflexión me ha aplaudido. Le agradezco el aplauso, y firmo.