Opinión
Violencia contra ellas
Mañana es el día mundial contra la violencia sobre la mujer. Es paradójico que cuanto más se habla de esta lacra, y cuando más empoderadas estamos las mujeres, se hayan registrado tantos asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.
La violencia contra la mujer deja una macabra huella en todo el planeta. En España luchamos para que las mujeres maltratadas psicológicamente tengan la libertad de alejarse antes de que lo sean físicamente. Sin embargo en otros países la realidad de la mujer es infinitamente peor. Son aberrantes las lapidaciones que siguen siendo legales, especialmente en países musulmanes, por mantener «relaciones sexuales ilegales» o por haber sido violadas. También hay tradiciones monstruosas como la ablación, en precarias condiciones y sin anestesia, que ocasiona trastornos psicológicos, infección, complicaciones en el parto, imposibilidad de tener hijos, incluso llegan a desangrarse hasta morir. Es lo que prefieren los padres antes que enfrentarse a la humillación pública, pero no creo que exista mayor degradación que la que supone no salvar una vida que está en tu mano. La discriminación hacia la mujer en tantos rincones demanda valentía en nosotras, condena social, que se endurezcan las leyes y mayor protección. Todo, para poder llegar a algo tan justo, lógico y necesario como es la igualdad. De momento nos quedamos con las buenas acciones de quienes se niegan a aceptar, sin pensarlo, que se siga maltratando a la mujer.
Volviendo a nuestro país, cuatro menores se han quedado huérfanos cada mes por culpa de la violencia machista.
Desde 2013, que es cuando empezaron a registrarse los asesinatos de mujeres, la mayoría madres, son más de 260 menores los que se han quedado huérfanos. El shock emocional que sufren es terrible y la gran dificultad para abordar lo ocurrido supone grandes trabas para adaptarse a una nueva familia, a un nuevo entorno. Han de interiorizar algo terriblemente inhumano.
Tampoco olvidemos que detrás de los anuncios de contactos sexuales, se esconden las formas más perversas de violencia con ellas.
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