Opinión
La COP26
Una treintena de amigos, residentes en Ruiloba, Comillas, Valdáliga, Mazcuerras y Alfoz de Lloredo –se han sumado tres especialistas de San Vicente de la Barquera y dos delegados de Pendueles y Llanes del vecino Principado de Asturias–, hemos decidido reunirnos en una cumbre contra el cambio climático en apoyo de la COP 25 que se celebra en Madrid. Lamentablemente, la inauguración de la Cumbre de la COP 26, prevista para ayer, lunes 2 de diciembre, la hemos tenido que retrasar para hoy porque ayer hizo muy mal tiempo. Llovió una barbaridad. Pero como no hay mal que por bien no venga los organizadores pudimos encontrar, en esas 24 horas de propina, a nuestra Greta Thunberg. Se trata de una niña danesa que disfruta con sus padres de unas vacaciones otoñales en el balneario de la Hermida. Se llama Ingrid Poulsen, tiene muy mal carácter, confunde un roble con un ciprés, y se mueve en una motocicleta sin tubo de escape ni silenciador, que además de gran estrépito suelta un humo gris marengo de muy segura contaminación. No obstante, a las reuniones ha prometido desplazarse en bicicleta, siempre que luzca el sol y se apacigüe la lluvia de los últimos días. Se enfada mucho, y esa cualidad nos ha convencido. Por otra parte, su aspecto no es distante al de Greta Thunberg, y sus padres están encantados con su participación porque los organizadores de la COP 26 les hemos prometido pagar la factura del balneario a cambio del préstamo de la niña.
La COP 26 tiene unos objetivos claros. Disminuir la emisión de CO2, conseguir que disminuya el agujero de la capa de Ozono, asegurar el mantenimiento del hielo en las zonas ártica y antártica, y procurar que los veranos del norte de España garanticen al menos, quince días de sol durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre. Por supuesto, la COP 26 defenderá el desarrollo de las especies amenazadas por la extinción, que son, aparte de la avutarda –otis tarda–, el jabalí –sus scrofa–, el águila ratonera –buteo buteo–, la urraca –pica pica–, el pato mandarín –aix galericulata–, el pato malvasía –oxiura leucocephala–, y el elefante africano –loxodonta africana–. También nos preocupa la disminución del buitre leonado –gyps fulvus–, que según los expertos de Pacma ha pasado en los últimos años de reunir en la cornisa cantábrica a 12.897 ejemplares a superar los 308.981. Hay tantos que empiezan a atacar a los ganaderos y los niños. Pero la COP 26 no descansará hasta conseguir que superen los 400.000 individuos. Y por supuesto, redoblar los esfuerzos para que no desaparezcan las vacas de carne y leche que se encuentran al borde de su desaparición por los ataques de las manadas de los encantadores lobos, que abundan en la zona.
Otro de nuestros objetivos, y están completamente de acuerdo Ingrid Poulsen y sus padres, es el de prohibir que los carteros rurales que reparten el correo por las localidades norteñas, anuncien su llegada tocando el timbre de sus motocicletas. Se han dado casos lamentables de fallecimientos de inocentes pajarillos del susto que esos sonidos pueden causar. Anteayer, en Ibio, municipio de Mazcuerras, fue encontrado muerto un herrerillo –parus major–, fallecido de un episodio vascular provocado por un cartero insistente que entró a gran velocidad en el pueblo tocando la bocineta.
Por desgracia, Pedro Sánchez no podrá inaugurar nuestra cumbre por causas mayores. No comprendemos que la inauguración del COP 25 sea una causa mayor que el COP 26, pero aceptamos el agravio comparativo con deportividad. Es cierto que al COP 25 acude oficialmente invitada, remunerada y gratis total la joven científica Greta Thunberg, mientras a la COP 26 sólo asistirá, como invitada a factura familiar del balneario de la Hermida, Ingrid Poulsen, que para colmo, no es de izquierdas. Y tampoco contaremos con la presencia de nuestro presidente Miguel Ángel Revilla, que se ha mostrado disconforme con una de las conferencias-debates programadas, presentada por el científico Gelín Entrecuetos con el título «¿Es necesario, inevitablemente necesario, proceder al enlatado de la anchoa?». Gran expectación ha levantado esa conferencia de Entrecuetos, pero Revilla parece no estar de acuerdo con su inclusión en el COP 26.
También tenemos previsto un debate abierto al público con senderistas expertos en correr ante la presencia de osos de Liébana interrumpidos durante su ingestión de guindos silvestres. Con menos medios que la COP 25, la COP 26 de Cantabria con invitados asturianos, no desmerece en sus objetivos fundamentales. Cuando escribo, observo el clima reinante. Llueve una barbaridad, Ingrid Poulsen me ha llamado para comunicarme que por el exceso de lluvias ha caído una roca en el desfiladero de la Hermida y la carretera ha sido cortada. Para colmo, el viento y la humedad no invitan a los desplazamientos. Ante semejantes inconvenientes naturales del clima, hemos decidido suspender la Cumbre COP26, y reunirnos a comer, aquellos que pueden llegar en sus coches «Todoterreno» emisores de efluvios perniciosos, en el «Cofiño» de Caviedes. El mal tiempo nos ha impedido celebrar la Cumbre del Clima COP 26. «Voilà», que diría Voltaire.
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