Opinión

Ladrones y golpistas

Suena un poco fuerte, quizá hasta un poco agresivo el título de estas líneas, pero no podemos por menos que llamar a las cosas por su nombre en un momento histórico en el que vamos a ver cómo nuestro pobrecito país se va al tacho a manos de dos partidos: uno de ladrones, el PSOE, con el reciente escándalo de los ERE en el cual unos cuantos sociatas se repartieron seiscientos ochenta millones, además de disfrutar de putas y farlopa a costa de subvenciones a parados que se guardaron para sí. El otro, un partido de golpistas juzgados y condenados que saldrán del trullo sin cumplir su sentencia a merced de las prebendas otorgadas por quienes van a gobernar con sus votos en la investidura del doctor fraude. Es como una pesadilla. Recibo un mensaje/ficción de Luis M., mi amigo y más fiel lector, ¡Dios te bendiga!, en el que el Rey se dirige a Sánchez y le espeta: «¿Me puede usted decir qué apoyos tiene? Porque si sus apoyos son los que quieren acabar con la unidad de España no le voy a proponer. Por tanto, o me trae apoyos constitucionalistas o se disuelven las Cortes y se convocan elecciones». Y yo me pregunto, ¿por qué no puede ser así? Y los listillos de turno me salen con argumentos bla, bla, bla mediante los cuales la cosa se queda en eso, en una ficción ideal para quienes observamos desde nuestra madurez cómo a nuestro país le salen múltiples arrugas detrás de las cuales hay una tristeza infinita al ver que ya no va a quedar nada de lo que hemos ido levantando desde que somos una democracia, con una Monarquía que va dando ya las boqueadas, como un pececillo que se le saca del agua y se asfixia ante la llegada de una extrema izquierda de la que no se habla en ninguna cadena televisiva, concediéndole, en cambio, el apelativo de extrema derecha a partidos que nada tienen que ver con lo que esto significa y lo que significó en otro tiempo.
Estamos tristes y no damos crédito a lo que se nos avecina, porque es muy feo. Si creíamos que ya habíamos visto de todo, estábamos muy equivocados, porque la que se nos viene encima va a ser gorda, muy gorda. Cada noche, soñando, todos mis muertos me acompañan. Y las historias que crea mi subconsciente son como el mensaje de mi muy querido Luis, o sea, pura ciencia ficción y muy divertidos a la vez que consoladores ya que todos están guapos, jóvenes y en un perfecto estado de salud, lo que también constituye una ficción onírica pero feliz, ya que la muerte no les sobrevino ni en la juventud ni en un estado físico óptimo. Entonces, al despertar y recordar la realidad que nos asola, me pregunto qué dirían estos mayores que ya se me han ido dejándome muy huerfanita al contemplar el estado de desastre que vive nuestra política al tiempo que tampoco entenderían nada ante las profecías climáticas que aventuran unos cuantos cenizos: que si dengue, que si fiebre amarilla, que si chikunguña…Yo me animo e incluyo también caspa, gonorrea y ladillas, que ya está bien de meternos el resuello en el cuerpo.
Y no quiero poner punto final sin renegar de Rajoy, quien nos dejó a los pies de los caballos, emborrachándose como un cobarde y sin dar batalla a la morralla del Congreso de los Diputados en la moción de censura que dejó un centro derecha dividido. Reniego de Rivera, quien no quiso enmendar esa división haciendo un frente común. Y reniego de Abascal, que se puso caprichosito y facilitó que en la mesa del Congreso se restara un miembro al PP en favor de otro socialista. De todos ellos reniego y los maldigo.