Opinión
Cuidado con ella
Tengo amigos con hijos en edad escolar que se han establecido en Marbella. Con hijos que van a clase, pasan el día en el colegio, al volver a casa hacen los deberes y pretenden formarse intelectual y culturalmente para el futuro, como hace Greta Thunberg en su maravilloso colegio sueco. Pero no tengo tiempo de preguntar a uno por uno si el colegio al que acuden sus hijos es el Instituto Guadaiza y reciben clases de la profesora Ana Isabel Muñoz. Si alguno de ellos me respondiera afirmativamente, quedaría altamente preocupado.
El pasado 6 de diciembre, durante un acto por el Día de la Constitución, los alumnos leyeron artículos de la Carta Magna. A uno de ellos, Joaquín Requena, le tocó leer el Artículo 14, que si no me equivoco, dice así: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». Finalizada la lectura del artículo, el colegial Joaquín Requena gritó: «¡Buenos días y Viva España!». Semejante barbaridad, desear los buenos días a sus compañeros y profesores y gritar ¡Viva España! en homenaje a la Constitución Española, indignó a la insigne profesora Ana Isabel Muñoz, que llevada por un razonable impulso justiciero, castigó al alumno infractor con severidad. Según la eximia profesora del instituto Guadaiza, Joaquín Requena fue merecedor del castigo por haber terminado su intervención con unas palabras que no estaban en el guión establecido por ella. Es decir, que si a Joaquín Requena, el día de Cervantes, le corresponde iniciar la lectura del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, y al finalizar su párrafo correspondiente grita «¡Buenos días y Viva Cervantes!», sería expulsado del Instituto Guadaiza sin posibilidad de recurso. Porque el alumno Joaquín Requena no hizo otra cosa que demostrar su buena educación y vitorear a su Nación durante el acto de homenaje a la Constitución, que hasta que el PSOE, Podemos, ERC, los de Puigdemont, los etarras de Bildu y los sacristanes del PNV decidan lo contrario, ha imperado en la época más libre, justa y preciosa de nuestra Historia. Algo que revolvió la casquería de la profesora Ana Isabel Muñoz, por razones que sólo conoce Ana Isabel Muñoz, y que se espera interese averiguar al director del instituto Guadaiza y al jefe de estudios del mismo, con el fin de evitar que sus aulas se conviertan en un futuro en espacios abarrotados de pupitres y sillas vacías.
¿De qué asignatura o materia imparte sus lecciones Ana Isabel Muñoz, la cultivada y serena profesora del instituto Guadaiza de Marbella? Aunque sea la encargada de dirigir la tabla de gimnasia, esa mujer tiene mucho peligro. Aún más. Si la señora o señorita Muñoz fuera la encargada de elegir la alimentación de los alumnos mediopensionistas, urge recomendar a los padres de los colegiales que, molestias aparte y a todas luces inevitables, recojan a sus hijos al finalizar las clases matutinas y se los lleven a comer a casa.
¿Le molestó a la temperamental maestra que los alumnos aplaudieran entusiasmados a su compañero Joaquín Requena después de desear la vida a España? ¿Encorajinó a la efervescente pedagoga que Joaquín deseara los buenos días a sus amigos, compañeros y profesores? Algún problema tiene esa preceptora o con España o con los buenos días. Quizá un problema sobrevenido de una experiencia desagradable acaecida durante su tierna infancia. Por poner un ejemplo tímido, que su padre le deseó unos «buenos días, hija mía», y por culpa de la distracción que la respuesta conlleva, se le olvidara a la niña cerrar la ventana y por ella desapareció volando el periquito que le habían regalado por su cumple, vivencia horrible, y que justifica los ataquitos coléricos que tanto le perjudican, a ella y a sus alumnos. También podría encajar en sus reacciones el sentimiento, tan vulgar como aburrido y compartido por las personas llamadas de izquierdas, de repulsa y desdén por España. En tal caso, y dada la cantidad de extranjeros que habitan en Marbella y sus alrededores, haría bien en buscar un puesto de trabajo en un colegio inglés, francés, alemán o ruso y abandonar un instituto español que no cuadra con sus simpatías ni emociones. Tengo un amigo que ha montado una academia vespertina para alumnos díscolos, y si la volcánica instructora me lo permite, no dudaría en llamarlo para que le concediera una entrevista de trabajo. Mejor intención por mi parte no se puede pedir.
Por lo demás, nada que añadir. Y ahora me dirijo a Joaquín Requena. Querido Joaquín, has hecho muy bien, cumple el castigo, sé feliz, enhorabuena, buenos días y ¡Viva España!
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