Opinión
Patatas
Además de pesados y catetos, tontísimos. En TV3, una bella colaboradora – me resigno a no elogiar su inteligencia-, ha defendido la masturbación siempre que se lleve a cabo en catalán. No nos ha explicado la diferencia que se establece entre un autogozo en catalán, en español, en vascuence o en swahili. Quedo a la espera de una más extensa revelación de su interesante hallazgo. El nivel de majadería que está alcanzando el tostonazo del separatismo en Cataluña, es un nivel derrotado, porque se supera día tras día. Desde la rotunda afirmación de un alto cargo de la Generalidad presidida por Torra de que Cristóbal Colón era catalán, hasta la catalanidad demostrada científicamente de Miguel de Cervantes - «Miquel de Servants»-, a la insinuación de que Teresa de Cepeda – «Teressa de Cepés»-, Santa Teresa de Ávila, de abulense nada tenía porque nació en la provincia de Gerona, cualquier ocurrencia puede surgir de las mentes privilegiadas de los fabuladores que integran el llamado «Institut de Nova Història». De cuando en cuando, guardo en el archivo del ordenador o lo clasifico en papel, las chorradas que emergen de ese «Institut» tan divertido. Y cuando el hastío de la política alcanza cotas insoportables, me tomo la libertad de rescatar alguna de sus majaderías, para escribir, al menos, con el buen humor más estable, lo que ahora los cursis denominan «sostenible».
Y he elegido un mensaje tuitero de un eminente historiador que dice llamarse Joan Barris Rosique. Lo escribió en agosto, que es un mes de tranquilidad y sosiego. Se trata de un descubrimiento gastronómico colosal, que merece la convocatoria urgente de los miembros de la Academia de Gastronomía y de la Cofradía de la Buena Mesa, que es convocatoria conjunta de muy sencilla culminación porque son prácticamente los mismos.
Según el profesor Barris Rosique, el «Institut de Nova Història» guarda y custodia en sus estremecedores archivos los documentos que demuestran que la mal llamada Tortilla Española, ésa combinación milagrosa de huevos y patatas –con o sin cebolla-, no es española. La tortilla de patatas, uno de los orgullos patrios que unen a todos los españoles, fue inventada en el siglo XIII por un cocinero de Lérida. El profesor Barris Rosique no desvela la identidad del mago leridano o ilerdense que inventó la tortilla de patatas con cuatro siglos de antelación a la llegada de las patatas a Europa. Inventar la tortilla de patatas cuatrocientos años antes de que se vieran las primeras patatas en Lérida, es hazaña sólo al alcance de un separatista catalán.
La patata –cruce de papa y batata-, de la familia de las Solanáceas –familia catalana muy conocida y de alto copete-, es originaria de América, y los primeros en degustarla fueron los malvados españoles. La gran importación patatera a Europa, data del siglo XVII, y alivió la hambruna por la que pasaban los naturales de la isla de Irlanda. Y en el siglo XVII, todos los mesones y posadas de caminos de Andalucía, Extremadura y la ancha Castilla ofrecieron a sus huéspedes y comensales platos con la patata como protagonista principal, especialmente mezclada con huevos fritos o escalfados, lo que dio lugar a la feliz creación de la tortilla de patatas, la tortilla española que había inventado, sin patatas, cuatro siglos atrás un cocinero de Lérida. En el lenguaje de la Real Calle, la voz «patata» se usa y abusa para definir lo mal hecho o la ignorancia supina. Durante una comida campera, Alfonso XIII observó el obsesivo manejo del Conde de Romanones de su reloj de pulsera. Las agujas no se movían, y así lo confirmó el Conde. Le dijo el Rey: -Álvaro, compra otro reloj porque ese que llevas es una patata-; y Romanones le respondió: -Le haré caso, Señor, pero quiero recordarle que esta patata me la ha regalado Vuestra Majestad-. La patata es también el corazón en el argot de los enfermos vasculares. Y no saber ni patata es propio de los ignorantes, de los necios, y de los vagos. A partir de ahora, también de los centinelas del archivo del humorístico «Institut».
Llevar a Lérida la patata cuatro siglos antes del Glorioso advenimiento de la patata a España se me antoja tan milagroso, que sólo un cocinero de Lérida puede conseguirlo y un separatista catalán creérselo. De cualquier manera, gracias por inventarla aunque no tuviera patatas a su disposición.
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