Opinión
Voluntariado extraordinario
En uno de los interesantes desayunos que celebra La Razón, se habló de algo que a las fundaciones nos interesa muchísimo: responsabilidad social corporativa. Gran parte de nuestro trabajo se nutre de la solidaridad y el compromiso de las empresas.
Se habló de sostenibilidad ya que tenemos por delante una década decisiva llena de desafíos ineludibles como los de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
A todos nos interesa la evolución, el progreso, la transformación, la supervivencia y mejora de las empresas… pero también el medio ambiente, la situación de las personas en riesgo de exclusión social o laboral, la discriminación hacia personas con diversidad funcional, la inclusión…
En todo ello, las empresas han de poner su esfuerzo por su responsabilidad social corporativa. Además de crear empleo y negocio, y de encargarse por supuesto de sus empleados, han de ayudar a terceros, luchar por un trabajo digno y «no dejar a nadie atrás».
En estas fechas cobran más sentido que el resto del año (aunque los tendríamos que tener siempre presentes) conceptos como: compañerismo, compromiso social, compasión, generosidad, trabajo en equipo… En definitiva, cobran relevancia esas dos palabras que en esta etapa que iniciamos muy pronto no paran de repetirse: paz y amor.
Y si hay algo que preocupa ahora más que nunca, es la soledad en la que tanta gente vive, especialmente en las grandes ciudades.
Por ello nuestra fundación, que cumple ahora cinco años, ha querido recorrer centros de mayores entregando nuestra famosa «flor dulce» en divertidas meriendas solidarias.
Un dulce muy especial elaborado por personas con discapacidad de la Fundación Apai y Ami-3, fue compartido con mayores de la Residencia Santísima Virgen y San Celedonio y ¡acabamos cantando villancicos!
Y es que este «Voluntariado Extraordinario» nos recuerda que las personas extraordinarias tienen mucho que enseñar al resto de la sociedad y que están haciendo mucho bien en las empresas que deciden contratarles. Está demostrado que contagian el resto de los empleados una energía positiva maravillosa y sobre todo provocan algo fundamental: dejar de quejarnos.
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