Opinión

El callejón casi sin salida de ERC

Pedro Sánchez, ahora «Pedro el impaciente», avanza poco a poco hacia su ansiada investidura, llegue con las uvas, la traigan los Reyes o haya que esperar hasta los idus de enero. Al día siguiente, todo será diferente, incluso para quienes faciliten la renovación del alquiler de La Moncloa al líder del PSOE. También para ERC, Oriol Junqueras incluido. «En España lo difícil, sin mayoría absoluta, es conseguir la investidura. Luego, es mucho más sencillo gobernar», dice un socialista que compartió trayecto con Sánchez en su primera etapa de secretario general del PSOE y que ahora orbita por el área empresarial público-privada en la que corta el bacalao el Gobierno, compañías del Ibex entre otras.

Junqueras y el resto de líderes de ERC desean que Sánchez se consolide en La Moncloa. Han superado con éxito el Rubicón de su Congreso. Pere Aragonés, vicepresidente de la Generalitat; Roger Torrent, presidente del Parlament, y Marta Vilalta, portavoz de ERC, sin olvidar entre bambalinas a Tardá y también a Rufián, hicieron su trabajo. Manejaron casi a la búlgara –94% de apoyos a la dirección– el asamblearismo siempre imprevisible de una militancia, ahora hiperventilada tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia Europeo. «Las dictaduras siempre se han construido sobre mentiras, pero los políticos en las democracias siempre han destrozado la verdad», afirmaba «The Economist» hace unas semanas y ponía como ejemplos al coreano Kim Jong Un, por una parte, y a Boris Johnson, por otra.

Los líderes de ERC negociarán duro hasta el último segundo para permitir la investidura de Sánchez. Sin embargo –y empieza a trascender en sus círculos– cada vez son más conscientes de que, al día siguiente, tienen pocas bazas para garantizarse que el líder del PSOE cumplirá lo negociado. Muchos votantes y seguidores de ERC esperan la excarcelación de Junqueras y creen, en el mundo democrático en el que se destroza la verdad, que se anulará el juicio del «procés». Cuando comprueben que no es así, la decepción será enorme y reclamarán explicaciones a sus líderes, que se verán presionados con la posibilidad de que sus huestes huyan hacia los brazos de Puigdemont y Torra, siempre contrarios a permitir la investidura del líder del PSOE. Entonces, con Pedro Sánchez consolidado en La Moncloa, la única baza que les quedará a Junqueras y los suyos es la amenaza de torpedear los Presupuestos Generales del Estado. Algunos confían en un indulto –que, por cierto, no elimina la inhabilitación– del Gobierno, que se escudaría en los tribunales europeos. ERC, en cualquier caso, no tiene más remedio que permitir la investidura de Sánchez sin más garantías que su palabra. Un callejón casi sin salida. En cualquier caso, ¡Feliz Navidad!