Opinión

Dicho queda

Los que me leéis en este periódico desde hace ya casi 11 años, sabéis que no hablo de política, principalmente porque no termino de comprenderla… ni comparto que los deseos partidistas estén por encima del bien común, pero creo que el sentir de María, una ciudadana anónima, puede ser el de muchos españoles y quiero compartirlo:

«Crecí y aprendí una palabra que en mi imaginación tenía poderes mágicos. La pronunciaban constantemente en la televisión, en la radio, en el colegio. Esa palabra era democracia. Esa palabra prometía que todos seríamos iguales en este maravilloso país, que habría libertad, que, como un padre sienta a todos sus hijos en la misma mesa, así el Rey de España había sentado a todos los representantes de diversas opiniones, diferentes ideales y proyectos, que se había firmado un documento importantísimo llamado Constitución, en el que se ponían derechos y deberes de cada ciudadano, de igual manera que mis padres los pusieron en mi casa y cada cual en la suya. Crecí con ese proyecto de reconciliación. Me maravillaba que personas que habían sufrido tanto fueran capaces de perdonar, darse la mano y luchar para que sus hijos tuvieran lo que ellos añoraron (…) analizo a esta jauría de políticos rencorosos (…) que no pasaron hambre, que no tuvieron frío, que no se taparon los oídos para evitar los lamentos de heridos por metralla, por bombas, los silbidos de balas (…) y quieren levantar odios hacia un pasado que no hay que olvidar, pero sí dejarlo en el aprendizaje». Este dramático sentimiento es el de muchos, así que, dicho queda.

Y es que, si hay algo que pueda destruir un país, es sin duda el resentimiento y el victimismo de quienes lo gobiernan. Se precisa remar en una misma dirección. Algo que parece utópico.

De todo corazón pedimos que dejen de abrir heridas ya cicatrizadas. Que se gobierne para todos y no solo para quienes odian abiertamente a España.

Y claro que queremos políticas sociales. Pero también políticas económicas que las sostengan.

Y sobre todo, una feliz convivencia.