Opinión

Invitar a langosta

La generosidad es una de las virtudes que más adornan al ser humano. Uno agradece encontrarse en la vida con gentes desprendidas en los afectos, en lo material, en el ademán en definitiva, pero, claro, ser generoso con lo que no se posee no es un don, sino que es ser un jeta, un caradura. Quiero decir: el actual gobierno está dando muestras sobradas de esplendidez y de largueza a costa de empleadores y empresarios con una nueva subida del salario mínimo interprofesional pero el efecto deseado ha sido el contrario porque muchos miles de trabajadores, sobre todo los del agro y los del hogar, han visto mermados sus ingresos porque les han reducido sus horas de trabajo. Eso en el mejor de los casos. Otros han sido despedidos porque quienes los contratan no pueden permitirse esas subidas tan populacheras como injustificadas. Es un claro ejemplo de invitar a langosta con el dinero del vecino. ¡Así cualquiera! El propio Fernández Vara, quien se mostró muy feliz cuando se anunció la bonita medida, ahora está hecho un cisco pidiendo reunirse con el gobierno tras el desplome del empleo en la región que gobierna, Extremadura, con más de veinte mil puestos de trabajo destruidos en las últimas semanas. Eso se llama salir el tiro por la culata y crear conmoción entre la clase trabajadora, que se las promete muy felices con un gobierno populista de ultraizquierda cuando lo que les espera a la vuelta de la esquina es el paro y la economía sumergida.

Conmoción la que ha creado el accidente del mítico jugador de baloncesto Kobe Briant, quien perdió la vida en su helicóptero que volaba bajito y lento en una zona de niebla. Había acordado con su mujer no volar nunca juntos, por lo que pudiera ocurrir. Y ocurrió, ¡vaya si ocurrió! Y su hija de trece años, baloncestista también, iba con él. Lo malo de todo esto es la muerte en sí y la tragedia familiar, y lo repugnante es la actitud de la actriz Evan Rachel Wood, conocida en su casa pero no en la mía, que lo acusa de violador. ¿A cuento de qué sale la individua con una incriminación fuera de tiempo y de lugar?

Conmoción no, pero emoción sí la que provocó la salida del Reino Unido de la Unión Europea a los compases de «Auld Lang Syne», esa vieja canción del adiós escocesa que tanto emociona. No se sabe si volverán algún día, porque unos están encantados y otros están tristes. División de opiniones, como en los toros, porque ya es sabido que nunca llueve a gusto de todos. Pero se han ido y el adiós es casi siempre triste.

Mientras tanto a Torra se le hinchan las meninges y convoca elecciones. Y es precisamente ahora y no antes cuando a los macilentos del PP y Ciudadanos se les ocurre ir juntos y en coalición a unos comicios perdidos de antemano. ¡Qué daño pueden hacer algunos! El tontito de Rivera, que se creyó alguien, que se imaginó jefe de la oposición, no quiso juntar meriendas en las generales y nos fastidió a todos. Luego tuvo que irse con el rabo entre las piernas cuando ya la partida estaba más que perdida.

Por último y para finalizar, concluimos con una sonrisa. Ahora que está de moda un novedoso consolador en forma de succionador de clítoris del que todo el mundo habla, una mujer ha sido detenida por robar una partida de 40 unidades. Cuando la Guardia Civil consiguió recuperarlos, ya todos estaban usados. Esto es como los niños golosos ante una bandeja de pasteles, que los chafan todos para que ya nadie los quiera y no se los quiten.