Opinión

Responsabilidad

Desde Italia nos piden que no cometamos el mismo error que ellos: que hagamos caso a las fuertes medidas no solo para protegernos a cada uno de nosotros del coronavirus, sino para proteger a los vulnerables y especialmente a los que nos curan, para que los sanitarios no se saturen ni enfermen en masa y puedan curarnos a todos.

Que seamos responsables y no acudamos innecesariamente al médico. Que paremos y parece que la única forma de frenar lo imparable es el aislamiento: reducir al máximo el contacto con otras personas y la concentración de personas.

Cada año mueren 6.300 españoles de gripe. Muchos más que por accidentes de tráfico. Con la pandemia del coronavirus hay que tener especial atención con gente con patologías previas de varios tipos y con gente de mayor edad. Hay que evitar por todos los medios el colapso de los servicios sanitarios. Salir de casa para lo imprescindible y disfrutar de este parón como un tiempo de recogimiento, austeridad, reflexión y espiritualidad. Disfrutar de todo aquello de lo que no podemos disfrutar por la vorágine del día a día en nuestras vertiginosas vidas, como leer. El compromiso ha de ser por parte de todos. Por suerte desde casa muchos podemos seguir trabajando.

Hay casos que contagian pero no tienen síntomas, eso es lo que hace a este virus algo difícil de parar, pero seamos optimistas, pese a no haber estado hábiles desde el principio, se está tratando de retener la expansión masiva muy lentamente. Quizá de esta aprendamos que las reuniones no son tan necesarias, pero el turismo sí.

De lo que se trata ahora es de ralentizar el número de contagios, aunque sea imposible frenarlos, tratemos de que no se infecte tanta cantidad de gente para no colapsar los servicios sanitarios. Son necesarias las medidas de contención, es fundamental respetar la cuarentena pero también ser flexible respecto a en qué momento hay que dejar de tomar medidas menos efectivas.

La prudencia, la serenidad y la responsabilidad son cruciales para hacer frente a esta epidemia.