Opinión

Inconmensurable dolor

Teníamos esperanza en que hoy empezara a minimizarse ese tremendo dolor esparcido por la pandemia, un dolor que nadie podía presagiar, y con despiadadas consecuencias, que nunca olvidaremos, por haber protagonizado una época de pérdidas y sobresaltos, de mucha preocupación, de una angustia que se materializa cada día, a cada minuto, cuando nos llegan las noticias de los fallecidos. A muchos nos ha tocado la terrible noticia de un familiar que entraba en la Unidad de Cuidados Intensivos, para no salir con vida de ella. Las cifras siguen siendo demoledoras.

En el caso de mi familiar, tuve la sensación de que se fue en paz, que cuidaban de que no hubiera ningún tipo de sufrimiento, benditos sanitarios, pero qué terrible no poder estar a su lado. Tuvimos que despedirnos en la distancia. De forma espiritual. Resultó desolador no poder estar con mi prima, no poder abrazarla en su dolor, se acababa de quedar viuda y no estábamos a su lado para decirle ánimo, estamos contigo. Tampoco pudimos despedir a Santiago, ni abrazarle, ni besarle, ni cogerle de la mano para decirle lo importante que había sido en nuestras vidas, lo que le íbamos a echar de menos, lo que había significado su llegada a nuestra familia. Y tampoco era momento de funeral. Tanto familiares como allegados que hubieran estado en contacto con la persona fallecida con diagnóstico de infección por Coronavirus, han de permanecer en aislamiento domiciliario, sin duelo ni funeral. Así de desolados nos quedamos. Así de despiadado es el Covid-19.

Tampoco puedo creer que ya no esté entre nosotros el médico que tanta esperanza dio a las personas con lesión medular, Jesús Vaquero, o el periodista Jose María Calleja que tanto luchó contra ETA dando voz y el lugar que merecían a las víctimas del terrorismo.

Es inconmensurable el daño esparcido por un virus que ojalá permita pronto, gracias a esos necesarios tests masivos y un plan real para reabrir comercios y resucitar pymes, que España deje de vagar en la desesperanza y retomemos nuestras vidas.