Opinión

Es preciso intentar mejorar nuestra renta de situación

Uno de los motores del desarrollo, –es suficiente el recordar multitud de aportaciones de los economistas en la teoría de la localización–, es la denominada renta de situación que, concretamente en el caso de España, fue comenzada a presentar con rigor por Perpiñá Grau, en relación, además, no sólo con la Península Ibérica, sino también con África, explicando muy bien el motivo del subdesarrollo general de ese continente. Esta renta de situación muestra, pues, una especie de premio otorgado por la distribución que a lo largo de la historia han hecho los hombres por todo el conjunto de la tierra.

Respecto concretamente a España, y en cuando a la renta derivada de su situación, debe señalarse que nuestra patria se halla en el hemisferio Norte. Recientemente, en el discurso de inauguración del curso 2019-2020 de la Real Sociedad Geográfica, el profesor Emilio Lamo de Espinosa mostró los múltiples motivos por los que, desde la Edad Antigua, y por supuesto, desde el punto de vista económico, los habitantes de esta mitad del mundo han tenido, hasta ahora mismo, un peso económico muy superior a los del Hemisferio Meridional, y de qué manera así se motivó progresivamente obtener ventajas muy importantes, que a su vez generaron nuevos avances en su desarrollo económico, a través de mayores mercados y con multitud de otros puntos de apoyo relacionados con el avance científico y sus derivaciones tecnológicas. De ahí se derivó que, a su vez, ese Hemisferio Norte, históricamente, no ha sido homogéneo, y por mil razones, continuamente han variado dentro de él las rentas de situación más importantes, en favor de una u otra porción. Basta señalar, por ejemplo, nada menos que el caso de los Estados Unidos. Su renta de situación tuvo varios impulsos. El primero, su enlace, a partir de los consejos de Federico List, con la ampliación continua de su mercado interior, gracias a su victoria sobre un conjunto de pueblos vinculados a la expansión española en América.

Pero no sólo se muestra el impacto de la renta de situación en el desarrollo de un gran país, como lo que se acaba de señalar, sino por ejemplo, en lo que ha ocurrido recientemente en el caso de Irlanda.

A veces circunstancias históricas y políticas, por lo dicho, cambia la renta de situación. En este sentido, la de España se ha visto extraordinariamente mejorada como consecuencia de nuestra integración en la Comunidad Económica Europea. Por ejemplo, se vino abajo la barrera fronteriza existente con Portugal, que muchísimo complicaba el enlace, en la Península, de la costa del Atlántico con la del Mediterráneo. En este sentido conviene tener en cuenta el conjunto de aportaciones tituladas Complejidad económica: Una península ibérica más unida para una Europa más fuerte, documento derivado de la reunión conjunta entre la Universidad de Beira Interior (Portugal) y la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (España).

Y más recientemente ha tenido lugar una ampliación extraordinaria en el ámbito asiático, y sobre todo, con un amplio desarrollo en el Pacífico. Toda zona rica busca relacionarse inmediatamente con otra también rica. En este caso con Europa, través del Índico, Oriente Medio incluyendo el Canal de Suez, el Mediterráneo y tras el estrecho de Gibraltar, con el Atlántico. Concretamente eso se observa si tenemos en cuenta la cifra del puerto español que tiene el mayor tráfico marítimo, medido a través del número de buques que han arribado a él: no es Barcelona, es Algeciras. De este modo, España ha pasado a una mejoría notable en su renta de situación. Para comprender completamente la magnitud de esta realidad generada adicionalmente para el conjunto del Atlántico, recomendaría que se consultase el libro de Paul Isbex y Eloy Álvarez Peregry, Energy and Transportation in the Atlantic Basin (-John Hopkins University, 2007). Pero, desde luego, en el caso de España, lo que afecta al enlace más importante del Atlántico, que es el de América del Norte con la costa europea, ésta se encuentra bastante alejada de nuestra periferia, respecto al tráfico. Y concretamente ahí tenemos el caso de la ventaja de la creciente integración económica entre España y Portugal. Desde luego, tampoco podemos considerar que esas ventajas de las rentas de situación no exigen medidas complementarias. Por ejemplo, esto explica el papel favorable que tiene La Legión, por su papel extraordinario para mantener el orden en el Mediterráneo.

Tomado en su conjunto, conviene impulsar la economía española a través de la renta de situación, y sobre todo, es una consecuencia, multitud de veces, de la marcha de la política internacional adecuada. Por ejemplo, ¡cómo mejoraría la renta de situación andaluza si a ese tráfico señalado en la Bahía de Algeciras se le añadiese la eliminación de la base militar, incluso con tráfico de armas nucleares, de Gibraltar!