Opinión
Peligra la aldea gala de Madrid
Karl Popper, el gran filósofo de la libertad del siglo XX, el de la «Sociedad abierta», crítico feroz de los totalitarismos, nunca creyó en la teoría conspiratoria de la historia. Admitía, eso sí, la existencia de una tendencia irrefrenable en los humanos a atribuir a una causa intencionada hechos ocurridos como resultado de acciones y omisiones de mucha gente diversa. La Covid-19 –como recomienda la Fundación del Español Urgente– es un buen ejemplo. Las conspiraciones, sin embargo, como las meigas, existir, existen. Lo demuestran las confesiones de quienes han participado en alguna, que en España son legión. Siempre existirán, sobre todo en política y pueden ser legítimas, aunque traspasen las fronteras de la moralidad.
La izquierda española, con el PSOE de mascarón de proa, tiene desde hace un cuarto de siglo una asignatura pendiente, convertida en obsesión. Una y otra vez ha fracasado en sus intentos de gobernar la Comunidad de Madrid, pero ahora cree que tiene una oportunidad para desbancar a la presidenta Isabel Díaz Ayuso, del PP, que gobierna en coalición con Cs, con Ignacio Aguado de vicepresidente.
La crisis de la Covid-19 impulsó –más allá de las críticas, legítimas– la figura de Díaz Ayuso, erigida en otro referente del PP frente al Gobierno que ha convertido a Madrid en una versión de la «aldea gala» de Axterix y Obelix resistente, no ante los romanos, sino ante la izquierda. Sánchez e Iglesias, comparten la obsesión –también legítima– de controlar Madrid, que les daría un plus que les allanaría continuar en el poder. Por eso, en medio de la pandemia de la Covid-19 y con una presidenta tan carente de complejos como polémica han decidido lanzar la que esperan que sea la ofensiva final, aunque por carambola coloque a Ignacio Aguado –que deja hacer y quizá más– en el sillón de Díaz Ayuso. El vicepresidente de Madrid no tendrá otra oportunidad y parece dispuesto a quemar sus naves. La propuesta de impuesto a las grandes fortunas que impulsa Iglesias es también un intento de acabar con las diferencias fiscales de Madrid, que han permitido a la Comunidad dar el «gran salto» económico hasta convertirse en la zona más próspera de España, y a la que el Gobierno no facilitará la desescalada. La teoría conspiratoria de la historia es falsa. Cass Sunstein, el gran jurista americano, es el último en explicarlo en «Otras ideas peligrosas» (2014), como explica Manuel Conthe. No hay conspiraciones, pero existir, existen, incluso en la aldea gala madrileña.
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