Opinión
Insomnio
Hasta la saciedad dijo Pedro Sánchez que jamás pactaría con los que no condenan la violencia. «Con Bildu no vamos a pactar». «Con Bildu no se acuerda nada». Y así repetidas veces. En diferentes momentos.
Derogar íntegramente la reforma laboral, sin alternativa legal, sin informar a la ministra de Empleo, ni a la de Economía, Hacienda… ha sido un nuevo error que no ha dejado indiferente a nadie.
Ni siquiera a los integrantes de su propio partido. Poner el futuro de las empresas y los trabajadores en manos de Bildu es algo que jamás hubiéramos imaginado.
Recuerdo cuando se vislumbraba en España la posibilidad de que el partido político nacido tras décadas de pistolas, bombas, secuestros y sangre derramada, pudieran presentarse a unas elecciones. Cada vez más personas lo veían como algo impensable, especialmente cuando aún ni siquiera habían entregado las armas. Cuando lo lograron, la gran mayoría de España lo vio como el mayor paso atrás que ha sufrido nuestra democracia. Dejar hueco en el espectro político español a quienes habían tiranizado España durante décadas y seguían en aquellos momentos haciéndolo con la amenaza de volver a atentar si no se iba cumpliendo su hoja de ruta, amenazaba con esparcir sobre todo el país graves consecuencias.
Han pasado nueve años desde que vimos peligrar de esta forma la coherencia y el sentido común. Hoy, amparados por quienes desamparan a su pueblo, son protagonistas de un desaguisado que ha dejado temblando a los trabajadores y las empresas. También se encuentran desamparadas por quienes no protegen ni defienden la ansiada conciliación, esas madres y padres desbordados por no poder conciliar y, por supuesto, todas las personas y equipos de trabajo que dedican sus vidas a sacar adelante comercios, establecimientos, hoteles, líneas aéreas… Dicen que estamos abocados a la pobreza y el hambre por las graves consecuencias económicas de la crisis sanitaria, pero ¿por qué no copian los modelos de otros países europeos que están consiguiendo evitar esta fatal consecuencia? En algo tenía razón: tanta discordancia y tantos frentes abiertos, supongo que dificulta poder dormir tranquilo.