Opinión

«Maná» europeo y rock mexicano

Isabel Celaá, ministra de Educación, está feliz tras haber logrado la aprobación del proyecto de Ley de Educación que ya lleva su nombre, que es bastante probable que llegue a entrar en vigor, aunque nadie garantiza cuánto puede durar. «Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra», es la frase con la que García Márquez cerraba su novela más famosa. «Muchos años después», los países, como España, condenados a cambiar de Ley de Educación casi con cada Gobierno, cada vez tendrán menos oportunidades, también en la «nueva normalidad».

La ley Celaá, todavía más laxa con el aprendizaje que las anteriores, también considera superfluo el estudio de la historia de la religión, que no tiene nada que ver con la catequesis, que queda relegado a materia optativa. El mundo occidental no se puede entender sin un conocimiento mínimo de la historia del cristianismo. Tom Holland, en «Dominio», explica cómo hasta los mayores detractores del cristianismo son producto de la misma creencia. Tampoco son comprensibles las sociedades asiáticas ni las musulmanas sin el conocimiento –no confundir con la práctica– de sus religiones. No es un asunto de creencias, sino de cultura.

La ignorancia en la historia religiosa explicaría también que lo primero que aparece en la Wikipedia –versión española– al buscar «maná» sea «una banda de rock pop mexicana». Hay que bucear algo más para llegar a la descripción del alimento enviado por Dios todas las mañanas, en forma de escarcha nutritiva, al pueblo hebreo durante su travesía del desierto como detalla la Biblia.

Pedro Sánchez aspira al maná de 140.000 millones del fondo de 750.000 millones de la Unión Europea (UE), que los jefes de Estado y de Gobierno empiezan a discutir hoy. Requiere la unanimidad de los 27 países de la UE, lo que permite aventurar que ese alimento económico llegará, cuando llegue, con condiciones –no agradarán a algunos– como el maná bíblico era el resultado de un contrato entre el pueblo de Moisés y Yahveh. La UE exigirá unos Presupuestos posibles antes de entregar el dinero. Significa que Pablo Iglesias deberá transigir y, por lo menos, aparcar parte del acuerdo de Gobierno suscrito con Sánchez. No es suficiente, salvo pacto improbable con el PP, ¿o no, como diría Rajoy?, pero sí imprescindible. El presidente prevé que Iglesias cederá, porque si «París bien vale una misa», como habría dicho el hugonote Enrique IV, ¿cuánto vale una vicepresidencia? «Maná» europeo y rock mexicano, con permiso de Celaá.