Opinión

Espanya ens mata

Jordi Pujol trabajó toda su vida para inocular el nacionalismo en la sociedad catalana, y lograr la independencia de Cataluña en un plazo de 30 años. Su meticuloso plan fue revelado en las páginas de «El Periódico» el 29 de octubre de 1990, cuando se publicó el llamado «Programa 2000». El objetivo era inocular un virus en la sociedad catalana con el fin de lograr la independencia a través de un férreo control en todos los ámbitos de la llamada sociedad civil.

La pandemia que padecemos en España se vive en Catalunya con una extraña anormalidad. Mientras el president de la Generalitat, Quim Torra, estuvo infectado por el coronavirus, no cejó de extender el mantra de que «España nos mata». El separatismo orquestó una virulenta campaña propagandística para responsabilizar a Madrid (y por ende a la pérfida España) de las muertes que han acaecido en Cataluña y de la precaria situación de la inversión sanitaria, a pesar de que fueron gobiernos nacionalistas los que robaron a manos llenas (el 3%) y los que mayores recortes ejercieron sobre la sanidad pública.

El odio vírico que padecemos desde hace lustros se ha fortaleciendo con el virus importado de China. El «Govern de la Generalitat» ha estado acusando al gobierno español de no hacer nada para detener la pandemia. Es el nuevo relato del virus «España ens mata» sustituyendo al vírico relato del «Espanya ens roba».

A partir de septiembre dará comienzo una nueva campaña electoral en Cataluña. El discurso melodramático ya lo tienen construido para que el separatismo gane las elecciones no sólo en escaños, sino también en votos.

Sólo en la idea de seguir compartiendo un proyecto común con todos los españoles y el convencimiento de que las dificultades que pasamos como país serán superadas desde la unidad y no desde la separación será el camino poner fin a las derivas supremacistas, como potente retroviral. Puede sonar a tópico, pero sólo con una efectiva propaganda de recordatorio de las evidencias que nos unen podremos conseguir nuestro objetivo y salir de la permanente discusión sobre la unidad territorial. Es necesario articular de nuevo, de forma armónica, la conciencia de la catalanidad y la noción de un proyecto común español. Y esto sólo será posible si logramos construir un renovado relato de España que tenga también acento catalán. Esto significa, por un lado, un proyecto nacional que esté protagonizado decisivamente por catalanes. Y, Por otra, una narrativa que se exprese y explique también con los matices propios de la mentalidad y de la lengua catalana.

Y que como todo virus al que se le aplica una potente vacuna, estoy seguro que todos juntos seremos capaces de vencer a las pandemias del coronavirus y del nacionalismo, a no ser que se muten en cepas resistentes o violentas que puedan llevar a la muerte a la enferma España.

Y la única vacuna aceptable es la victoria electoral de todas las fuerzas constitucionalistas catalanas.