Opinión
Posible futuro de Guinea Ecuatorial
Por
haber dirigido desde 1962 a 1964 el Plan de Desarrollo, para la que
era entonces una región autónoma española, que se planteó
conjuntamente con el segundo Plan de Desarrollo español, me trasladé
a Guinea Ecuatorial, y en multitud de viajes y reuniones posteriores,
establecí relaciones muy cordiales con dirigentes políticos y
sociales importantes de la región. Y posteriormente, por un encargo
directo del entonces presidente Adolfo Suarez, volví allí, tras el
golpe de estado dado en 1979, para liquidar la sangrienta realidad
política del presidente Macías. Y, a partir de ahí, continué
manteniendo una vinculación grande con los problemas de Guinea
Ecuatorial. Y siempre he intentado conocer datos concretos, no solo
sobre su realidad económica, sino del conjunto de la vida de los
ecuatoguineanos. Una consecuencia de ello ha sido el haber recibido
recientemente un libro espléndido de un natural de dicho país, que
es profesor de la Universidad de Valencia, Augusto Iyanga Pendi,
autor de la obra Los
ndowés,
sobre uno de los grupos étnicos que allí conviven, y en el que se
aportan multitud de datos socioeconómicos, políticos y culturales.
También aparecen claves que explican motivos del subdesarrollo
económico; y, precisamente, cuando tomaba notas sobre este libro, en
Intereconomía TV, la noche del pasado 17 de junio, escuché una
información que ligaba actividades políticas con consecuencias
económicas, de una serie de conocidos políticos españoles, muy
vinculados simultáneamente con Venezuela y otros países
iberoamericanos, pero que también, se relacionaban con negocios en
Guinea Ecuatorial.
Sea
este último dato cierto, o no, creo que el tema de esa vinculación
con la antigua colonia española, cuyo inicio se debe a una reina,
Isabel II, y que, al integrarse esas nuevas posesiones españolas, y
siguiéndose en España el llamado modelo castizo a partir de Cánovas
del Castillo, generó un evidente desarrollo en esa región; téngase
en cuenta que, en la parte final de la presencia española en la isla
de Fernando Póo-hoy llamada Bioko-, pasó a ser el PIB por
habitante, concretamente, superior al de Lugo. En el continente no se
alcanzaba tan alto nivel, pero sí lo suficiente para que, en las
regiones limítrofes, controladas por Francia e Inglaterra, se
consolidase una clara emigración hacia el empleo ofrecido en la
parte española. Debe añadirse que esto se hacía a costa de una
desviación de renta de la Península Ibérica hacia los habitantes y
los empresarios que allí se estableciesen, al adquirirse en España
productos ecuatoguineanos más caros que los ofrecidos en el
comercio internacional.
Pero
una decisión de las Naciones Unidas, impulsada de nuevo por los
Estados Unidos, a imitación del mensaje del presidente Wilson tras
la I Guerra Mundial, generó un nuevo nacionalismo de ruptura con
Europa. Y este mensaje norteamericano, amparado inmediatamente desde
las Naciones Unidas, se puso en marcha, curiosamente, cuando Europa
lograba salir de aquel mal paso económico ultranacionalista
subyacente en el Tratado de Versalles, y se iniciaba el Mercado Común
Europeo. Pero en África el impulso originó un fenómeno que fue
sintetizado acertadamente en un libro editado en París, y cuyo
mensaje era: “L´Afrique noire est mal parti”. En Guinea
Ecuatorial pronto arraigó este nacionalismo, que dio lugar a
planteamientos diferentes, según las regiones y los grupos étnicos
de su conjunto. Y a eso unió, dicho país, una presión para
convertirse en una república independiente. Se aceptó por España,
y pasó a reiniciar su vida, al ser gobernada por un fang, Macías,
quien, desde el primer momento, provocó la huida de empresarios,
técnicos, y asesores españoles, con la consiguiente iniciación de
una colosal crisis económica. Pero el golpe de estado de su sucesor
Obiang, muy similar a él, no consiguió atraer capitales,
empresarios, técnicos, ni tampoco ventajas en el comercio
internacional. Así se dio lugar al nacimiento de planteamientos
separatistas, basados por una parte, en diferencias étnicas y, por
otra, en ventajas especiales que ciertas regiones de Guinea
Ecuatorial podían ofrecer al funcionamiento de la economía mundial.
Eso es exactamente, lo que aparecía continuamente en las zonas
costeras y, con gran fuerza, en la gran isla de Bioko. Naturalmente
estas ventajas existen a causa de lo que, para la ampliación del
mercado, tiene el transporte marítimo, y que afecta en este país a
las islas y las zonas costeras de la parte continental,
fundamentalmente habitadas por bubis y ndowés.
Obiang
fue incapaz de ordenar este panorama, incluso desde el inicio de su
presidencia. Soy testigo de lo mucho que le ayudó entonces España,
pero no llegó a comprender las evidentes consecuencias. Asistí en
Madrid a una reunión conjunta hispanoecuatoguineana, después de
diversos viajes a Guinea Ecuatorial, para puntualizar la magnitud
del caos existente, orientar por dónde se debía marchar en el
futuro y proporcionar ayuda económica española.
Pero dejando eso aparte, hay que tener en cuenta que había surgido un nuevo país interesado en Guinea Ecuatorial, China, el cual ya se había hecho presente en la etapa del presidente Macías. Recuerdo los inicios del presidente Obiang, cuando me trasladé a Guinea Ecuatorial para resolver el problema de la cotización que debía darse al ekuele en relación con el franco cfa. A fin de saber exactamente cómo en el mercado fronterizo se valoraba la moneda ecuatoguineana, me trasladé a Ebebiyin, prácticamente en la frontera conjunta con Gabón y Camerún, a través de una carretera muy aceptable con la que la República China comunista había ya obsequiado a Guinea, para tener, en este país, una raíz. Y de ahí he deducido una cosa: vendría muy bien a Guinea Ecuatorial crear en toda la zona costera, y en las islas adyacentes, una situación análoga a la lograda con Hong Kong tras la marcha del Reino Unido de China, a causa de su situación costera y vinculación con todos los mercados del mundo. Esa zona costera de Guinea Ecuatorial posee multitud de enlaces económicos de África. He ahí una posibilidad que se debe tener en cuenta como posible futuro próspero de Guinea Ecuatorial. Y si la idea siguiese adelante, ¿no volvería a interesar, incluso mucho, a España?
✕
Accede a tu cuenta para comentar