Opinión
Ministros distintos, errores iguales
Montoro y Montero, Cristóbal y María Jesús, «tanto monta, monta tanto» en asuntos fiscales. El Gobierno de Rajoy pinchó en hueso al llegar al poder con su primera medida fiscal. El Gobierno de Sánchez –Iglesias esquivará este lío– avanza hacia la repetición de la jugada. Los populares malgastaron una mayoría absoluta; los socialistas pueden complicarse el final de la legislatura. Montoro entonces y Montero ahora también están ahí para apechugar con las culpas.
Cristóbal Montoro, inspirado por los hermanos Nadal –sobre todo Álvaro–, decidió que para lidiar con el déficit del 10% que dejó Zapatero lo mejor era subir el IRPF, en lugar del IVA, contra la opinión de muchos técnicos. Apenas sirvió, excepto para cabrear a su propia clientela. Al final, el Gobierno de Rajoy tuvo que subir el IVA. La historia se repite. Ayer, Pedro Sánchez le explicó a Antonio García Ferreras en La Sexta que habrá subida de impuestos y que llegará con «justicia fiscal», lo que significa, entre otras cosas, que subirá el IRPF a las rentas más altas. Horas antes, María Jesús Montero le decía a Susanna Griso en A3TV que está descartada un alza del IVA, que es lo que proponen muchos expertos y el Banco de España, porque gran parte de la menor recaudación española con respecto a la media europea procede de ese impuesto. La «justicia fiscal» que invoca Sánchez y eficacia no son sinónimos, ni mucho menos.
El inquilino de la Moncloa justifica la subida de impuestos por la necesidad del Estado de allegar más recursos, siempre con el telón de fondo del mantenimiento del Estado del Bienestar. Una subida del IVA es impopular y la del IRPF a los ricos muy popular, así como gravar más a las empresas. El problema es que un alza del IVA es muy eficaz para recaudar, mientras que la del IRPF –como el impuesto a las fortunas– lo que ofrece son réditos electorales a la izquierda. Sánchez y Montero no pueden ignorarlo y, como les ocurrió a Rajoy y a Montoro, están condenados a subir el IVA más adelante. Esgrimirán la coartada de que los ricos ya pagan más, pero no hay otra fórmula para aumentar los ingresos. Si no lo hacen –lo harán–, la Unión Europea, con hombres y mujeres de gris o de lo que sea, lo impondrá si España precisa dinero para su Estado del Bienestar y el día a día. También entonces, diga lo que diga el presidente, parte de la factura recaerá en pensionistas y empleados públicos. Es inevitable y cuanto más retrase y se acerque a unas elecciones, más problemas tendrá quien gobierne. Ministros distintos, errores iguales.
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