Opinión
El héroe de Cavite
El imperio español en 1898 tocaba a su fin, mientras mantenía sus tres últimas y valiosas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Un total de 3.000 islas componían el archipiélago filipino, cuyo control era extremadamente complejo debido a la presencia de piratas y que obligaba a la metrópolis a dedicar la totalidad de su armada a controlar sus infestadas aguas de tan odioso enemigo.
España se hallaba sola para mantener la paz en su mermado imperio, especialmente ante las ansias depredadoras de EE.UU. que ansiaba conquistar Cuba fomentando el independentismo entre las clases burguesas cubanas. Roosevelt mandó el acorazado «Maine» a La Habana para amedrentar a España, vulnerando premeditadamente los acuerdos diplomáticos en curso, y el 15 de febrero de 1898 el buque explotó, falleciendo la mayoría de sus tripulantes, lo que fue el detonante para que la prensa amarilla americana posicionara a la opinión pública estadounidense en contra del enemigo español. El presidente McKinley declaró la guerra a España y ordenó destruir a la armada española, congregada en la bahía de Manila, en el puerto de Cavite. Las migradas fuerzas hispanas disponibles eran siete cruceros –algunos de madera– y tres cañoneros. Frente a ellos una potente flota americana equipada con armamento moderno. La derrota en Cavite obligó a España a conceder la independencia a Cuba y a ceder Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos, que se convirtió en una potencia colonial. La crisis del 98 sumió a España en una enorme depresión. Antoni Roldós i Baleta, nació en Vilassar de Mar en 1842, conocido como «Toni Xic», ingresó en 1858 como grumete en la marina española, estudió y aprendió ascendiendo a Capitán de la Corbeta «Avelina» que realizaba viajes de Barcelona a las Antillas. En 1875 era un experto marino surcando el Pacífico. En 1895 fue nombrado capitán del vapor «Isla de Mindanao», cuya misión consistía en transportar el correo interno de las Filipinas. Con la declaración de guerra de los Estados Unidos contra España, armó su vapor con varios cañones de mediano alcance, le recubre los flancos con planchas de acero y asistió al combate naval de «Cavite» que, como se sabe, fue contrario a las naves hispanas. El «Isla de Mindanao» fue cañoneado y hundido, pero Roldós logró poner a salvo a la marinería, bajando a tierra, organizando la tropa en guerrillas con el nombre de «Compañía Armada Mindanao», combatiendo ferozmente con ella por espacio de varios meses hasta la capitulación del ejército español. Por sus méritos, recibió las medallas al Mérito Militar, la Reina lo nombró Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y de la de Isabel La Católica y en 1899 se retiró como «Héroe de Guerra de España». Nunca aceptó traficar con esclavos, la más lucrativas de las empresas que dirigieron muchos marinos de Vilassar de Mar, y entre ellos los hermanos Joan y Pere Mas, este conocido como «Pigat» que amasó una considerable fortuna de dicha manera, y que resultó ser el tatarabuelo de Artur Mas. Roldós siempre estuvo orgulloso de ser un héroe de España. Otros la han odiado mientras siempre han hecho «extraños» negocios.
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