Opinión

Pere Aragonés

Pere Aragonés García es el vicepresidente de la Generalitat y el nuevo líder de ERC. Nacido en Pineda de Mar en 1982, en el seno de una familia de derechas, tradicional, franquista y rica, muy rica. Su abuelo, Pere Aragonés Montsant, fue durante algunos lustros alcalde del municipio durante el oprobioso régimen fascista, además de ser un empresario textil y hotelero en el Maresme y la costa brava. En 1963 levantó el que debía ser el hotel más grande de España, el Taurus Park. Sin embargo, se produjo un terrible accidente, al hundirse el hotel en construcción, muriendo bajo sus escombros 18 trabajadores (casi todos andaluces). Aragonés quedó exonerado, algo que no le pasó al entonces poco conocido Jesús Gil y Gil que, por un delito similar, acabó en la cárcel. Y es que los Aragonés siempre han sido gente cercana al régimen de turno, y eso da muchas ventajas. Pere Aragonés Poch, padre del vicepresidente de la Generalitat, también fue concejal de Pineda entre 1991 y 1995 en las listas de CiU.

Recientemente la familia Aragonés ha invertido 25 millones de euros en un nuevo hotel de alta categoría con parque acuático incluido, y su empresa «Golden Hotels» cuenta con numerosos complejos vacacionales desde Tossa de Mar hasta Salou, ciudad donde inauguraron el último establecimiento, el Golden Costa Salou Adults Only, un hotel ubicado en la playa de La Pineda, que tiene la peculiaridad de ser el primer establecimiento que se construye en la localidad después de una década sin permisos para edificar negocios de este tipo. Política, negocios y conexiones.

Durante años el nacionalismo ha transmitido perogrulladas beligerantes entre soflamas patrióticas, que han servido de acicate a una tropa controlada por una parte de nuevos ricos catalanes, que no deseaba romper con España, pero la quería de rodillas. El 11 de septiembre de 2012 se produjo un punto de inflexión en las pretensiones separatistas de los dirigentes supremacistas, después de la primera manifestación masiva convocada por las llamadas asociaciones civiles independentistas. Artur Mas, ante un tigre desbocado decidió cabalgarlo, convocando elecciones con la esperanza de consolidar su apoyo electoral, ante el fundado temor de perder el poder por la crisis económica y la corrupción que se extendía por España y asomaba en el paraíso convergente. Se aceleró la propaganda separatista en los medios de comunicación y el lema «Espanya ens roba» triunfó como desgarrado grito de hartazgo de los catalanes, propalado por las juventudes de ERC y memorablemente recogido en una imagen de Pere Aragonés. Porque fue Pere Aragonés, a la sazón máximo dirigente de las juventudes supremacistas, quien se fotografió indecentemente con un cartel que acusaba a los españoles de ser unos ladrones.

Pere Aragonés acaba de lanzar su candidatura a la presidencia de la Generalitat, bajo un nuevo lema: «Yo injurio a la corona». Elegido por las élites catalanas y protegido por algún grande de España, será presentado como la quintaesencia de la moderación, mientras banqueros refugiados en torres negras le aplaudirán.

La famiglia Pujol, la famiglia Aragonés.