Opinión
La batalla infinita de Madrid
Pedro Sánchez contempla escéptico la pirotecnia de Unidas Podemos que, en un par de días, ha arremetido contra la ministra Isabel Celaá y ha lanzado un teórico órdago, para la galería, contra de unos Presupuestos que cuenten con la colaboración de Ciudadanos. Isa Serra y Rafael Mayoral, en nombre del partido de Iglesias amagan con no apoyar unas cuentas respaldadas por Arrimadas y los suyos, casi al mismo tiempo que la «vice» Carmen Calvo explica que en los «Presupuestos habrá que asumir posiciones que no son nuestras». El futuro del inquilino de la Moncloa depende, en parte –menos de lo que algunos piensan– de que por fin haya unas cuentas públicas que reemplacen a las de Cristóbal Montoro, las más largas de la democracia. Sánchez entiende que Iglesias monte ruido pero también está convencido de que el vicepresidente no puede romper la baraja y que, ahora, solo prepara el terreno para justificar ante su clientela cada vez más menguada el apoyo inevitable a unos Presupuestos que no gustarán a nadie.
Pedro Sánchez, incluso en segundo plano, está más preocupado por Madrid, la eterna asignatura pendiente de los socialistas desde que en 1995 Joaquín Leguina perdió la presidencia de la Comunidad ante Ruíz Gallardón. Madrid, para el líder del PSOE, es el penúltimo objetivo que, además, cree que le garantizaría muchos años en la Moncloa y por eso ha puesto en marcha la estrategia para ganar una batalla infinita. Las instrucciones son arremeter con todo y de forma permanente contra la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ya sea por la situación sanitaria o por la educativa, con el impulso velado de una fantasmal huelga de profesores difícil de entender. Ángel Gabilondo, líder de la oposición socialista en la Asamblea de Madrid, tendría los días contados por «blando» y, claro, un retiro dorado, como Defensor de Pueblo o parecido. José Cepeda emerge como sustituto temporal, ya que el líder del PSOE en Madrid, José Manuel Franco, no es diputado autonómico. Sin embargo, la auténtica baza de Sánchez en Madrid es el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, de Ciudadanos, que enreda con los socialistas –con información– contra Ayuso y empieza a saberse. Aguado puede dar el Gobierno de Madrid al PSOE, aunque ni así sería presidente, su gran sueño, a Sánchez le sirve todo en la batalla infinita de Madrid y sólo alguien muy ingenuo o muy obsesionado puede olvidar que Roma no paga a traidores.
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