Opinión
Bismarck, la escuela y la Covid
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) tiene el ob jetivo de «promover políticas para mejorar el bienestar social y económico en todo el mundo. Agrupa a los 36 países más desarrollados –más prósperos– y su máximo responsable es el mexicano Ángel Gurría, en calidad de Secretario General, que termina ahora su mandato y para cuya sustitución sonó la vicepresidenta Nadia Calviño, aunque ella misma también se descartó desde el principio
La OCDE ejerce como una especie de moderno oráculo económico y social y habla a través de informes y recomendaciones. Acaba de publicar el llamado Índice Adelantado, que sube una media de 1,3 puntos, y que indica que la evolución económica media de todos los países miembros es positiva. La excepción es España, en donde el índice baja 1,6 puntos. También es el país en donde más caen el PIB y el empleo, algo que se explica por la importancia del turismo en la economía española y por la pésima temporada veraniega.
La OCDE, casi al mismo tiempo, ha publicado su informe «Panorama de la Educación en 2020» en el que explora y analiza otras consecuencias de la pandemia. La organización internacional estima que el cierre de centros educativos –desde colegios hasta universidades– y su reapertura muy retrasada en algunos sitios, paralizada en otros, será quizá el mayor efecto que provoque la Covid-19 a largo plazo, sobre todo en España. La OCDE calcula que solo la pérdida del periodo educativo equivalente a un tercio de curso –lo ocurrido en el pasado– podría provocar que el «PIB fuera un 1,5% más bajo de media durante el resto del siglo XXI». Lo justifica porque la ausencia de esas clases también supondría pérdidas de aprendizaje, de habilidades y de productividad.
España, según la OCDE, destaca y mal por el retraso de la vuelta a los colegios. De hecho, en mayo, 41 de los 46 países estudiados, habían reanudado de alguna forma las actividades docentes y solo cinco –España entre ellos– prorrogaron los cierres hasta el curso actual. En el caso español, además, sigue vivo el debate sobre la conveniencia/seguridad de mantener las escuelas abiertas. Hay riesgos sanitarios, es cierto, pero los de «congelar» la educación pueden ser iguales o superiores a largo plazo. No hay nada nuevo bajo el sol. Ya lo dijo Otto Von Bismarck: «La nación que posee más escuelas, posee también el futuro». Conviene no olvidarlo.
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