Opinión

El precio de un piropo antípodo

Jacinta Ardern (Hamilton, 1980), primera ministra más o menos socialdemócrata de Nueva Zelanda –es impensable que gobernara con el equivalente antípodo de Unidas Podemos– dice que admira a Pedro Sánchez (Madrid, 1972), el «handsome», «el guapo», como lo bautizaron los medios de comunicación anglosajones. El presidente del Gobierno español está inmerso en la batalla de Madrid. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, sin duda, ha cometido un buen número de errores –la Covid-19, como los bebés, no llegan con libro de instrucciones–, pero ha conseguido, en un abrir y cerrar de ojos, convertirse en una líder política con notoriedad en toda España, sea eso bueno o malo. El futuro es largo para bien y para mal y es «donde viviré el resto de mi vida», defiende Woody Allen, al margen de que el cineasta sea modelo de algo. «La verdad es la verdad, lo diga Agamenón o su porquero» explicaba el Mairena de Machado que, en teoría, tanto le gusta a Pablo Iglesias, quizá por el recuerdo de su infancia –evocación también machadiana–, pasada en la suntuaria vivienda del delegado de Trabajo en Soria, prestada a su padre –inspector de Trabajo por oposición y con todos los predicamentos– por la titular del puesto, que no necesitaba usar esa piso.
Sánchez disfruta el elogio de Jacinta, que ese sí es gratis, pero quizá no calibra que la crisis de Madrid no es sólo de Díaz Ayuso sino también suya. Más allá de los Pirineos el sistema autonómico español es demasiado complejo para análisis rápidos en tiempos confusos. La crisis madrileña es una crisis española, como la de París es francesa o la de Londres, británica. Si la economía madrileña zozobra, Sánchez estará en el punto de mira internacional y complicará la obtención de dinero –de crédito–, que es de lo que vive ahora España y el Gobierno. Los rumores apuntan que Sánchez habría dado un visto bueno a Merkel para que empresas alemanas oparan –se hicieran con el control– de otras españolas y hablan de Deutsche Telekom y Telefónica, pero hay otras. ¿Quién sabe? Los piropos antípodos de Jacinta pueden ser gratis, pero otros tienen precio.