Opinión

Primer aviso de Ángela Merkel

Ángela Merkel, la canciller alemana, no es Jacinta Ardern, la «kiwi» socialdemócrata primera ministra de Nueva Zelanda que, la semana pasada, cuando en un debate electoral, le preguntaron por los políticos que admiraba respondió, con desparpajo y en el mejor estilo eurovisivo «Pedro Sainchies, from Spain». Judith Collins, la rival conservadora de Ardern en las elecciones del 17 de octubre, eligió, en cambio, a Ángela Merkel. La líder alemana siempre tuvo debilidad, dicen incluso que platónica, por Mariano Rajoy, hasta el extremo de que Viri, la mujer del ex presidente, llegó a bromear/inquirir sobre una relación que, a la postre, fue muy favorable para España. En los peores momentos de la Gran Recesión, Merkel inclinó la balanza para echar una mano a Rajoy, algo que el gallego siempre agradeció.

Pedro Sánchez le hizo gracia en un primer momento a la severa germana, pero nada que ver con Rajoy, con quien, más o menos, esperaba coincidir a la hora de concluir mandato y quizá carrera política al final de 2021 o principios de 2022. En la Gran Recesión, la debilidad italiana favoreció a España ante los ojos alemanes, lo que facilitaba los gestos de Merkel hacia Rajoy. Ahora cambian las tornas y en Alemania empiezan a ver a España como un país que paga «un alto precio por la quiebra de su sistema político», que puede convertirse en «el niño problemático del euro», sobre todo tras los anuncios de gastos sin límite. Es lo que han susurrado en Berlín a Bloomberg, el principal proveedor de información a los operadores de los mercados. España, no hay que olvidarlo, sin el respaldo europeo y del BCE, ya habría quebrado. El entorno de Merkel ha dejado trascender su inquietud sobre la situación española tras la segunda ola de la Covid. Temen que el desplome de la cuarta mayor economía del euro –la española–, en un país sin Gobierno estable desde 2015, pudiera provocar un efecto en cadena que alcanzaría incluso a Alemania. Hasta ahora había una cierta confianza en la capacidad española para afrontar la crisis, pero el margen se agota. Es el primer aviso, todavía indirecto, de Ángela Merkel. ¡Ojo!