Opinión

Glaciación en una Fiesta sin canapés

El saludo protocolario y gélido entre Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, en el Palacio Real en la celebración de la Fiesta Nacional fue tan frío y distante que la última glaciación parecería una época cálida. Toda la batalla de Madrid, en plena refriega con el pretexto –solo pretexto– inmoral de la defensa de la salud de los ciudadanos, sintetizada en una escena de pocos segundos. Menos hielo, pero tampoco calidez, en el saludo y cruce de miradas entre don Felipe y Pablo Iglesias, instigador activo de la demolición de la monarquía. La ausencia del vicepresidente en la celebración de la Fiesta Nacional –siempre posible en un país como España– hubiera sido insólita. El líder de Unidas Podemos, que no renuncia a nada y pretende seguir en el Gobierno por encima de todo, guardará algunas formas –no todas, atuendo incluido– hasta el último momento. Nada es casual y el diablo está en los detalles, porque el político que no duda en vestir esmoquing –traje de etiqueta–, incluida «pajarita», para acudir a la entrega de los premios Goya, elude a propósito utilizar una discreta corbata en los actos de la Fiesta Nacional. Son solo formas, pero sin respeto a las formas la democracia sufre, por muy accesorios que sean los atuendos.
Fue, institucionalmente, una Fiesta Nacional diferente, en tiempos de pandemia, sin canapés en el Palacio Real, que siempre facilitaban acercamientos, y con mucho ruido de fondo. La economía vuelve a frenarse, más en España que en otros países de Europa, Alemania sobre todo. Iglesias es más que probable que salga indemne de la petición del juez García Castellón al Supremo para investigarlo, por mucho que lo anhelen sus adversarios. Casi al mismo tiempo el Fondo Monetario Internacional explica que para confinarse con éxito hay que ser rico y el premio Nobel de Economía recae en Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson por sus teorías sobre las subastas, incluida la «maldición del ganador» que aplasta al que oferta más de lo que puede cumplir –y gana– sin grave quebranto. Quizá sea aplicable a la política, incluida la glaciación de una Fiesta sin canapés, que siempre caldean ambientes y cuerpos.