Opinión
Los herederos de ETA
Toques de queda, reuniones mínimas, cierre de todo lo comerciable, hospitales saturados y escasos de personal… Así nos encontramos por la pandemia, llueve sobre mojado. Unas cuantas regiones siguen pidiendo a Sanidad el confinamiento domiciliario pero les responden que no, que sigan con las restricciones, que 13 ó 14 autonomías están en fase de estabilización o descenso, que la vacuna Pfizer llegará, con suerte, en diciembre.
Parecería que estamos curados de espanto, pero no: estamos espantados, viéndolas venir. Así que cuando el CIS concluye que el 60% de los españoles guardamos ahora una peor opinión del Gobierno, poco me parece. Basta con salir a la calle y recabar un par de opiniones para percibir el desencanto de la mayoría con sus vidas: «No te pongas enfermo, faltan sanitarios»; «ojo con los ERTE, de ahí al paro»… «Y el Gobierno, encima, pactando con los herederos de ETA». Unos cuantos barones socialistas sienten náuseas por los movimientos de su partido y nos lo explican en Twitter, pero de ahí no pasa la convulsión.
¿El fin justifica los medios? Para la Moncloa, rotundamente sí. Qué foto para la historia triste de España lo de ayer en el Congreso, un Gobierno aceptando/blanqueando definitivamente la mano de EHBildu –pudiendo elegir la de Ciudadanos– con tal de pasar la primera criba de sus cuentas. «Todo sea por los presupuestos», subrayaban varios dirigentes socialistas, de viva voz, a la prensa. Ábalos iba más allá: «Tenemos que valorarlo, ha triunfado la democracia». Y los herederos de ETA, entretanto, se jactaban de ir a negociar a Madrid «para tumbar el régimen en beneficio de los pueblos». ¿Qué régimen, señores?
A Pedro Sánchez no se le ha escuchado. El que jamás iba a pactar con los abertzales vuelve a desdecirse. Parece haber enmudecido ante la jugada maestra de su vicepresidente, Pablo Iglesias, para arrinconar a Ciudadanos. ¿En qué se ha convertido este PSOE, capaz de ir de la mano de Bildu? Responde Joaquín Leguina, histórico socialista, a este periódico, que ya no queda debate interno en su partido, ni democracia, solo existe Pedro Sánchez. Presidente, no debería usted juntarse con cualquiera en tiempos de coronavirus. No sea que se contagie.
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