PSOE

El PSOE de Madrid arrastra los pies

Díaz Ayuso debería contratar como asesores áulicos a Simancas y a los linces que le acompañan

Joaquín Leguina y Alberto Ruiz-Gallardón han sido los dos presidentes más solventes que ha tenido la Comunidad de Madrid. El primero dejó de gobernar en 1995, el año maldito del PSOE, en el que las siglas socialistas no resistieron Filesa y el caso Roldán.

Gallardón le sucedió y dejó la presidencia con mayoría absoluta en 2003, para ser alcalde de Madrid porque Aznar le obligó. En ese momento, los socialistas desaprovecharon la mejor oportunidad que han tenido de recuperar la Puerta del Sol. Entre las siempre inquietantes maniobras internas, semi clandestinas de Rafael Simancas, la comisión de investigación sobre el tamayazo, que terminó con el crédito del PSOE madrileño, y la posterior mediocre y errática oposición a Esperanza Aguirre, no se pudo hacer peor.

En cuatro años, Aguirre pasó de ser la protagonista de la sección cómica de CQC, el programa del Gran Wyoming, a convertirse en la lideresa capaz de controlar todos los resortes de la Comunidad de Madrid.

Aguirre fue, en parte, un producto creado por la dirección del PSOE en Madrid, que no se hacía responsable de su gestión y apuntaba a otro lado contando a los periodistas, off the récord que la culpa era de Zapatero y su política en Cataluña con el Estatut.

Curiosamente lo decía la misma persona que hoy, diputado nacional, defiende el acuerdo presupuestario con los independentistas catalanes y con Bildu.

Los mismos actores vuelven a cometer el mismo error con Díaz Ayuso. Con su política de búsqueda de confrontación, primero a cuenta de la gestión de la pandemia y, ahora, con la homogeneización fiscal.

Han conseguido justo lo que la líder popular quería: en relación a la crisis sanitaria, que todos sepan que ella tenía razón sobre cómo había que gestionarla. Hoy, en Madrid, está bajando la presión en los hospitales sin necesidad de haber realizado un nuevo confinamiento y con la hostelería funcionando.

En relación a los impuestos, le han vuelto a poner en la mano la bandera de la bajada de impuestos y otra, aún más peligrosa, defensora ante los independentistas, que no quieren gobernar con las reglas de España, pero sí desean decidir los impuestos del resto de España.

Díaz Ayuso debería contratar como asesores áulicos a Simancas y a los linces que le acompañan, han hecho lo de siempre, fabricar liderazgos en el Partido Popular y destrozar los que puedan surgir en el PSOE.

Con su ayuda, ella se ha construido una imagen y, de aquí en adelante, en tanto se mantenga la estrategia de conflictos, Díaz Ayuso saldrá beneficiada, porque se alimenta de la confrontación.

Además, cuenta con una ventaja, que el enviado especial para operaciones de cerrajería y fontanería en el PSOE de Madrid, también necesita la confrontación para subsistir, por lo tanto es un juego win win en el que la una se consolida, el otro sigue arrastrando los pies por las alfombras del Congreso de los Diputados y, de paso, como él perdió la oportunidad de ser presidente, pues que ningún socialista ocupe su sitio.